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viernes, 13 de enero de 2012

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Todo plagadito de spoilers como siempre

Estos tomos están plagados de muertes y ausencias, se nota que el manga ya toca a su fin...

Como ya comenté, después del punto álgido del tomo #38, en los tomos 39 y 40 se notó un brusco descenso que se continúa en los sucesivos tomos… Todos los personajes empiezan a fortalecerse de una u otra manera para ser capaces de enfrentarse a Naraku.

Así tenemos que Inu-yasha sigue mejorando el nivel de la Tessaiga (ya cansa) porque después de absorber el poder de una Dakki, al no ser un demonio completo es incapaz de controlar todo el poder que succiona la espada. Tendrá que pasar por dos tipos de “entrenamiento” distintos hasta conseguir dominarla (porque la domina claro).

Y esto incluye a Sesshômaru que, después de muchísimos tomos, parece recobrar el maldito interés por la Tessaiga. Y el asunto traerá cola… Sesshômaru descubre que la Tenseiga tiene otra utilidad a parte de devolverle la vida a los muertos y esta es enviar directamente a sus enemigos al más allá (es todo muy rarito lo sé pero ya no me extraño de nada).

Môryômaru, para no ser menos que sus contrincantes, también se dedica a hacer level-up’s adjuntando cosas de todo bicho viviente con el que se cruza hasta que empieza a dar asquito de verlo, es un amasijo de corazas, garras, lanzas… en fin.

A todo esto, hay como un enfrentamiento contra Môryômaru por tomo que suele acabar de forma muy similar (cuando se ve en inferioridad de condiciones huye). Hasta que finalmente, Naraku lo acaba absorbiendo (si es que… se veía venir).

Hay por ahí un tomo dedicado a Kôga porque Naraku o alguno de sus esbirros (ni me acuerdo) se cargaba más lobos del clan para enrabiarlo y atraerlo para quedarse con sus fragmentos de la esfera… en fin. Como que Kikyô se fusionó con el alma de Midoriko para coger energías, ahora Kôga está en grave peligro al poder quedar inutilizado en cualquier momento durante un combate así que al final decide quedarse con el grupito de Inu-yasha y compañía (muy surrealista).

Una vez Môryômaru deja de ser un problema, toca el entrenamiento de Kagome. Porque en estos tomos del final parece como si Rumiko quisiera darles un poquito más de poder a todos los personajes para convencerse a sí misma de que los creo para algo pero… bueno, yo lo vi muy wtf o quizá es solo que ya estaba muy quemada de este manga ^^u El caso es que Kagome también se entrena y consigue un chachi arco nuevo y se deshace (más o menos) de sus tóxicos sentimientos negativos hacia Kikyô (que no me extraña que los tenga).

Pero como Naraku tiene cierto complejo de acosador, vuelve a aparecer, esta vez para matar de una vez por todas a Kikyô creo. Lo peor de todo es que no solo lo consigue sino que además se queda con los fragmentos de Kôga. Ahora ya solo falta el fragmento de Kohaku para que la esfera esté completa… Y sí, Kikyô muere POR FIN. Lo peor de todo es que Inu-yasha le da un beso antes de morir… Es tan romántico y tan triste… Kikyô no se merece tanto protagonismo, dios mío como la odio. Que por cierto, Kôga decide que sin fragmentos es un inútil y se va, para siempre, se rinde o.o No me lo esperaba para nada la verdad.


Y al final Sesshômaru acaba, no solo de canguro de Rin sino también de Kohaku que se va con cualquiera antes que con su hermana. Pero Sesshômaru sigue queriendo ser mejor y más poderoso y más cool así que se va a buscar a su madre (¡tiene madre!) y así es como Rin muere por segunda vez y es resucitada por segunda vez. Aish… que poquito duró su parte de protagonismo pero como me gustó. De verdad que no me canso de decir que los protagonistas de este manga apestan todos.

Esta tanda de tomos acababa con Naraku volviendo a la carga otra vez… (no se cansa). Esta vez con Kanna, así que muy desesperado debe de estar porque mira que utilizarla a ella también…

1 comentario:

  1. Sinceramente yo miro el anime, y me encanta! Pero me gustaría leer la versión manga! Gracias por la información, te sigo!

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