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miércoles, 31 de enero de 2018

[Nuevas lecturas] Gangsta.

Hoy os quiero hablar de un título que conoció bastante fama en redes hace años, coincidiendo con su lanzamiento en Estados Unidos cuando cierta sección de bloggers compraba en abundancia a BookDepository (yo incluida) antes de que lo absorbiera Amazon y subieran tanto los precios. Gangsta. es un manga que me recomendaron tantas veces personas con gustos tan distintos y con tanta vehemencia que, sumado al dibujazo que creo que tiene y al saber que uno de los protagonistas es sordo, hizo que se fuera directo a la wish-list sin tener realmente idea de su trama. Bueno, algo tendría que ver con gangsters, ¿no? Total, que cuando MW anunció su licencia es que ni siquiera me planteé no comprarlo. Y si encima regalaban esa bolsa de tela tan molona en el salón... ¡pues menos dudas todavía!


Nic y Worick son mercenarios que se ganan la vida haciendo trabajillos sucios para los gángsters de la zona y lidiando con situaciones demasiado peligrosas para la policía. La placa infame que lleva Nick al cuello lo identifica como twilight, por lo que tanto él mismo como cualquiera que se le acerque demasiado es rápidamente repudiado por la sociedad, considerado como algo menos que un humano de usar y tirar. Llevando a cabo uno de sus "encargos" se topan con una prostituta, Alex, a la que ninguno de los dos quiere eliminar así que la acaban acogiendo en su pocilga "provisionalmente".

Gangsta. es una orgía de violencia, sexo y drogas, creo que incluso encajaría en aquella primera definición que le dedicó la RAE a la palabra manga tiempo ha. El primer tomo en especial es un festival de sangre sin mucha explicación, puede que Kohske se excediera un pelín en este tomo introductorio en que lo único que importa son las splash pages (viñetas horizontales gigantes que ocupan dos páginas enteras del cómic) pero no por ello decae el interés en la obra, al contrario. Esta introducción tan alocada se ve rápidamente equilibrada en el segundo tomo en que continúa la violencia desenfrenada pero se empiezan a esclarecer las normas que rigen el mundo de la obra.


A falta de haber leído nada más que estos dos primeros tomos (los que han salido a la venta) creo que la historia se encarrila a marchas forzadas y que si os espanta un poco el caos del primer tomo, no os preocupéis que el segundo tomo sigue igual pero, además, con una trama que seguir. Quizá es en esta improvisación en que se hace evidente que se trata de la primera obra de Kohske que, a juzgar por sus propios comentarios, parece la primera sorprendida en haber conseguido que le publiquen un manga original (creo que antes sólo había hecho doujinshis pero no estoy 100% segura).

Es evidente que a pesar de esa primera puesta en escena tan caótica, la autora no dibuja por dibujar. Cada tomo abarca un arco argumental autoconclusivo, y proporciona muchísima información al lector sin que la lectura resulte en ningún momento densa, más bien todo lo contrario. Además, hay aunque el protagonismo de Nic y Worick (y Alex, de rebote) sea indiscutible, enseguida aparecen un plantel sinfín de personajes de lo más variados, de todas las edades, sexos, etnias y motivaciones, con un montón de tejemanejes y relaciones de lo más complejas. Resumiendo, que estoy encantada y que no puedo esperar a saber más sobre Ergastulum, cómo se conocieron Nic y Worick, los twilight... ¡Qué ganas de que salga el tercer tomo!

domingo, 21 de enero de 2018

Marine Blue, el azul que abraza el viento

Ai Yazawa es una de las mejores autoras que he leído. La conocí, supongo que como mucha gente, por su obra magna Nana, un manga que no me canso de recomendar a todo el mundo, ¡y eso que no tiene final...! Más tarde descubrí que aunque Nana sea el punto culminante de su carrera como mangaka, tiene obras maravillosas para dar y regalar: Last Quarter, Paradise Kiss, Historia de un Vecindario... Recientemente, Planeta ha retomado a esta autora publicando su obra longeva más antigua: Marine Blue.


Haruka y Arikawa eran muy buenos amigos en primaria pero, antes de que su relación tuviese tiempo de poder volverse romántica, Arikawa tuvo que mudarse a los Estados Unidos. Desde entonces, una parte de Haruka ha esperado en secreto su regreso... ¡cuál será su sorpresa cuando se lo encuentre años después haciendo surf en la misma playa en que se conocieron!

A Ai Yazawa le encanta el drama. Ninguna de sus obras se salva. Pensé que quizá al ser este manga tan primerizo tendría un toque más dulce pero, nada más lejos de la realidad, Marine Blue es todo un culebrón. Con una estética muy ochentera, Ai Yazawa nos presenta a una señorita bien cuyo único objetivo en la vida es casarse y ser ama de casa y si, de paso, puede hacer que la existencia de todos los que la rodean sea más feliz pues mejor que mejor. Tanto es así que si sospecha que su mejor amiga podría estar enamorada también de Arikawa, decide rechazar sus propios sentimientos con tal de no herir a nadie... Evidentemente esto la hace muy desdichada con lo que se pasa más de medio manga llorando como si no hubiera un mañana (por este y otros motivos).


Para que todo sea todavía más dramático, el primo de Haruka, Ippei, está enamorado hasta las trancas de ella desde siempre y no soporta ver como Arikawa le quita terreno en su (imposible) conquista amorosa. Esto añade todavía más presión a la ya de por sí pusilánime protagonista que no sabe como lidiar con los sentimientos que le profesa Ippei y asiste, impotente, a la competición deportiva entre ambos chicos que, además del premio, parecen disputarse el derecho a ser su pareja. El manga se salva un poco por Rika, una compañera de Arikawa e Ippei que ya había coincidido con la parejita en primaria antes de la mudanza de Arikawa. Es el único personaje con un mínimo de sentido común y de personalidad (tampoco mucho por eso) y en la que se puede percibir el aura tan característica de la que dotará a todas sus obras posteriores la autora.

De la misma manera, hay pequeños detalles salpicados a lo largo de los capítulos que dejan entrever los inicios del sello Yazawa; por ejemplo, el estilismo. Haruka tiene un peinado muy particular que la identifica como protagonista. Esto es algo de lo más habitual en muchos cómics (ni siquiera se trata de algo endémico del manga) pero lo que me llamó la atención en Marine Blue es que se cuelan escenas (irrelevantes para la trama principal) en que se ve como Haruka se arregla. Os parecerá una tontería pero que la autora se tomase la molestia de enseñar que cuando la protagonista está en su casa, se pone unos cacharros en el pelo para que luego le quede el pelo ondulado le da un nivel de realismo a la obra que ya la diferencia de otros títulos del montón.


Lo mismo puedo decir de la que, al final, es la temática principal de la obra: el surf. De nuevo, hay varios detalles que denotan la investigación que hizo Ai Yazawa sobre el tema para poder hablar de este deporte con propiedad. Encontraréis tecnicismos, explicaciones, escenas mudas para que los lectores aprecien las maniobras técnicas y todos los accesorios necesarios para practicar este deporte dibujados con rigor.

Paradójicamente, a pesar de la tonelada de tópicos que se encuentran por doquier entre las viñetas de Marine Blue, se trata de un shôjo adictivo: agradable de leer, fluido y que engancha. Quizá queráis matar a más de un personaje pero, al mismo tiempo, necesitareis saber qué le ocurre. Hacía tiempo que no devoraba así una obra de principio a final. Además, Ai Yazawa no se regodea en la miseria de sus personajes (eso vendría en obras posteriores) ya que compensa el drama (continuo) con mucho optimismo y un final feliz que deje a los lectores satisfechos.


Por todas las limitaciones que ya he comentado, recomiendo Marine Blue a los fans acérrimos de Ai Yazawa y a los amantes de los culebrones con cantidades ingentes de drama gratuito (que me encantaría desgranar con todo detalle pero, ya sabéis, sigo intentando que las reseñas estén libres de spoilers), seguro que lo disfrutarán.

sábado, 6 de enero de 2018

[Nuevas lecturas] The Ancient Magus Bride

Hace mucho mucho tiempo hice una encuesta en twitter porque de mi wish-list infinita no sabía qué manga empezar. No recuerdo todas las opciones que incluí pero sí que ganó The Ancient Magus Bride por goleada con varios comentarios de personas que conocéis bastante mis gustos que estabais convencidos de que Magus Bride era una obra para mí. Por eso, en el pasado salón del manga, prioricé su compra durante la happy hour y ahora que por fin me he comprado el primer tomo, iba siendo hora de revelar si acertasteis o no con la recomendación.


Chise nació con la capacidad para ver cosas que los demás no podían ver. Huérfana desde muy temprana edad, rechazada por todo el mundo y, finalmente, vendida como esclava en una subasta al mejor postor, acepta con resignación e incluso alegría su nueva vida con Elias, un hechicero a medio camino entre bestia y humano. Nada más acogerla, le revela que su plan es convertirla en su aprendiz y, más adelante, en su esposa también aunque la trata más bien como a una hija...

Me vais a perdonar pero un manga que empieza con un ente de intenciones dudosas que compra a una adolescente (Chise tiene 15 años al empezar el manga) e intenta, deliberadamente, generarle un síndrome de Estocolmo para que que no le haga falta ponerle una correa me ha despertado, como poco, angustia. No tanto por la situación en sí (que, evidentemente, también) sino por lo normalizada que esté. La autora en ningún momento apela al asco o al terror, al contrario, uno de los momentos álgidos del primer tomo es una escena en que Chise revela, ¿con orgullo?, que (ella) es propiedad de Elias, que él la compró, así que, mientras le sea de utilidad (ella a él), tiene un hogar. Y se trata de una escena que tiene la intención de ser conmovedora, de reblandecer el corazón del hechicero y, supongo, el nuestro también.


Chise es una protagonista taciturna, retraída, aletargada, conformista y sin ningún tipo de instinto de supervivencia. A menudo parece un personaje carente de emociones aunque en ciertas ocasiones sí podemos vislumbrar algunas de las más básicas, sobre todo miedo y vergüenza. Aunque la autora no se ensañe mucho con el tema, ha tenido una infancia tristísima y la ausencia de una sola persona que la cuidara con cariño, le ha proporcionado un apego inseguro y ambivalente, con lo que no sabe relacionarse muy bien con los demás pero destila candidez por todos sus poros.

Elias, en cambio, es todo galantería, poder y misterio y esconde a todas luces un pasado tenebroso que espero que sí se nos revele a los lectores más pronto que tarde. Se trata de un hechicero célebre, aparentemente apacible, que bajo la vigilancia de la Iglesia, presta sus servicios a la comunidad. Está rodeado de personajes de todas las razas e intenciones que le lanzan muchas pullas pero que, al final, confían de un modo u otro en él sugiriendo que independientemente de sus pecados y su apariencia, es una buena persona.

Mis personajes favoritos so far ♥
Aunque los pilares de Magus Bride sean el aprendizaje progresivo de Chise mientras se forma para ser hechicera y la evolución de su relación con Elias, lo que encontramos en sus capítulos son historias autoconclusivas aderezadas con mitología celta. Algunas no duran más de un capítulo, otras constituyen arcos un pelín más largos pero, en general, todas las tramas son concisas. Lo que entusiasma a seguir leyendo, es el telón de fondo, los flashbacks prometidos, desentrañar qué son exactamente los sleigh beggy.

El dibujo es un poco tosco y el fanservice descarado me da ganas de cortarme las venas pero tiene bastante personalidad y me recuerda remotamente al arte de Hiromu Arakawa, quizá por las caras más bien anchas y los fondos súper trabajados. Como, en general, es un manga bastante tranquilo y con muchísimas criaturas mitológicas, uno de los principales atractivos de la obra acaba siendo, precisamente, el arte. Algunas de las splash pages son para caerse de culo y me gusta mucho el diseño de todos los seres no antropomórficos.


The Ancient Magus Bride es el claro ejemplo de obra a la que lancé con las expectativas por las nubes y que me ha defraudado bastante. No acabo de cogerle el ritmo a la trama y me cuesta horrores empatizar con Chise o con Elias. Sin embargo, me intriga lo suficiente como para seguir con su lectura y todavía tengo unos cuantos tomos por delante para cambiar de opinión.

jueves, 4 de enero de 2018

Yajirobee

Hace un par de años publiqué una reseña de un tomo único que no estaba (y sigue sin estar) licenciado: Tomodachi no Hanashi. Es muy posible que me animara a leerlo porque Kazune Kawahara era la artífice del guión. En su momento, creo que ni siquiera mencioné a Aiji Yamakawa en toda la reseña, a pesar de ser la encargada del dibujo en ese tomo. Pues bien, ver su nombre como autora (única) de Yajirobee, sumado a su breve duración, me acabó de convencer para echarle un ojo a esta shôjo publicado por MW que tan desapercibido ha pasado entre tanto bombazo.


Haru y su padre adoptivo, Seiji, han vivido los dos solos los últimos diez años. Fue la muerte de la madre de Haru la que los unió en una familia un tanto inusual y será la muerte del abuelo de Seiji la que dé comienzo a una sucesión de cambios en la vida de ambos, que deberán adaptarse a sus nuevas circunstancias. El abuelo fallece en verano, momento en que Haru debe enfrentarse a su familia adoptiva, que no aprueba que Seiji se hiciese cargo de ella. Un año después, las cenizas del abuelo serán depositadas finalmente en su tumba y la familia volverá a reunirse para presentar sus respetos. Estos dos acontecimientos marcan los límites en los que enmarca esta historia.

Para mí, leer Yajirobee ha sido como sumergirme en la cotidianidad más absoluta. Pero no esa poética y hasta grandilocuente por la que tanto se alaba a Taniguchi, ni tampoco su vertiente deprimente y onanista como la refleja Asano, sino la banal y a menudo absurda que realmente caracteriza nuestro día a día. O el de una adolescente japonesa que va madurando paulatinamente en un entorno relajado pero extravagante a la vez. Aiji Yamakawa ha sabido encontrar las palabras para retratar las trivialidades sobre las que construimos nuestras vidas.


Yajirobee es una obra extraña, que no gustará a todos (ni tampoco lo pretende), porque se aleja absolutamente de todos los cánones a los que estamos acostumbrados como lectores. Es evidente que no es una obra de acción ni de aventuras ni de fantasía, pero tampoco un romance de instituto. Lejos de ser una obra introspectiva repleta de reflexiones sobre el sentido de la vida, muestra la cara opuesta de la moneda, la superficial, la que puede observarse a simple vista. Ese "no pasa nada" que desconcierta e incita a buscar un hilo conductor inexistente; porque no existe ningún tipo de clímax. Hace tiempo leí un artículo muy interesante (que no he sabido encontrar para compartirlo, si sabéis de qué hablo, os animo a rescatar el link en los comentarios) sobre las diferencias narrativas entre oriente y occidente. Estamos muy acostumbrados a encontrar estructuras de introducción, nudo y desenlace en cualquier medio, ya sea en novelas, películas, cómics... pero en otros países (como Japón) existe también la tradición de crear historias que carecen de ese punto álgido, de esa crisis que hay que solventar para llegar a una conclusión. Y, para mí, Yajirobee es un ejemplo de ello. De hecho, la vida no deja de serlo así que refuerzo la idea de que este manga es el paradigma del slice of life o costumbrismo.

Y, para que resulte interesante al lector, nos muestra una situación familiar extraña, una pareja protagonista atípica como poco. Haru es una adolescente feliz, que se contenta con las pequeñas cosas del día a día, que bromea, que juega y que, en definitiva, está satisfecha con la vida que lleva y que acepta tranquilamente los cambios. Pero, a la vez, no se resigna ni mucho menos a la inercia y se atreve a pisar territorio desconocido: a intentar limar asperezas con la familia de Seiji, a retomar el contacto con un antiguo amigo de la infancia que quizá sea algo más que eso, a aprender todo lo que pueda para ser de utilidad. Y todo siempre con una sonrisa, con una actitud envidiablemente optimista. Yajirobee es, ante todo, una obra alegre, sin ningún tipo de contraste agridulce, algo muy poco frecuente entre los títulos manga disponibles.


Mientras que el primer tomo es particularmente confuso y ambiguo, una vez acostumbrados al ritmo narrativo y conociendo ya a los distintos personajes, la lectura del segundo se torna plácida y proporciona algo de armonía con un flasback de rigor para distanciarnos un poco de Haru y centrarnos en Seiji. Aunque sea ella la protagonista indiscutible, para mí el papel más importante en toda la historia lo juega él así que agradecí que la autora se explayara en este personaje en el segundo tomo. De hecho, él protagoniza una de las pocas reflexiones profundas del manga respecto a los roles que hombres y mujeres deben representar en la sociedad (japonesa) y el conflicto que se genera cuando no te ajustas a ellos.

El principal problema de Yajirobee es que, precisamente por esa narración tan caótica, con tanto salto y tanto cambio de tema, es una obra que requiere de una traducción impecable para que su lectura sea inteligible. Desgraciadamente, carece de ella. Con todo, me sorprende la mala acogida de la obra porque la considero una pequeña joya que destaca por su madurez y el saber hacer de su autora que ha conseguido cristalizar en las viñetas de Yajirobee algo tan intangible como los detalles ordinarios sobre los que se forjan el carácter y las relaciones humanas.


Resumiendo, Yajirobee no es ni una obra trepidante, ni una obra cuya lectura os vaya a cambiar la vida, ni siquiera una lectura fluida. Esto hace que no sea una obra para todo el mundo pero, si os apetece experimentar un poco con un ensayo sobre cómo encarar la vida de forma apacible, os animo fervientemente a echarle un ojo a las sutilezas de Yajirobee.

Epílogo: como que la palabra yajirobee no se menciona ni una sola vez a lo largo de los dos tomos (al menos no que yo advirtiese, pero con tantos pequeños comentarios perdidos fuera de los bocadillos, todo podría ser), he terminado buscando qué es. Ya en mangaupdates proponen como traducción anglosajona del título "balancing toy", es decir, juguete que se balancea. Si buscáis en google imágenes "やじろべえ" os aparecerán distintos modelos del juguete en cuestión. Y sí, os pongo el hiragana porque en romaji sólo salen páginas aleatorias del manga en cuestión.

lunes, 1 de enero de 2018

Balance 2017

Como ya es tradición, con el año nuevo toca hacer balance del que termina. Como veréis, he mantenido la división entre "manga" y "todo lo que no es manga" como de costumbre. No me quiero enrollar así que, sin más preámbulos, os invito a cotillear mi cómputo global, ¡puede que os sorprenda!

I - MANGA

Manga terminados

Billy Bat
Nisekoi
Nura, El Señor de los Yokai
Shonen Note
Tragedy

Total tomos: 14

Después de batir mi récord personal el año pasado (terminé 15 series) estaba cantado que para el 2017 no iba a poder terminar demasiados títulos. Billy Bat se ha colado por los pelos en el top porque compré el último tomo hace apenas un par de días... un poco lo mismo me pasa con Tragedy, cuya compra había ido aplazando al no entusiasmarme mucho su primer tomo; ha caído al fin gracias a una oferta en la web de Nowe. Destacar también que el final de Nisekoi me cabreó tanto que decidí vender el manga por puro despecho.

Manga completos

Hanashippanashi Patati Patata
Yajirobee

Total tomos: 8

Si bien no podía batir el récord de obras concluidas, este año he alcanzado mi mínimo histórico en cuanto a nuevos manga (comprados del tirón en un mismo año). Ocho míseros tomos repartidos en 4 obras de dos tomos cada una. Aquí ya se empieza a notar algo que se hará del todo patente en la siguiente sección y es que cada vez compro más a MW y Tomodomo, y menos al resto de editoriales del mercado. Conseguir los ejemplares de Hanashippanashi en francés vía priceminister fue toda una odisea, ¡los daba por perdidos ya! Aunque me encandiló el ritmo pausado de Nuestra pequeña historia todavía no he superado su final totalmente anticlimático mientras que Antiguos Alumnos sigue la estela de sus precuelas con lo que estoy más que satisfecha con su compra. Yajirobee espero que aparezca próximamente como reseña de enero en el blog.

Manga empezados

Gangsta
Handsome Girl
The Ancient Magus Bride

Total tomos: 25

Tónica similar a la de "mangas completos", casi todos los títulos que añado a mi mangateca han sido editados o bien por Tomodomo (Ran y Shimanami y porque no sacan más cosas que si no estarían en la lista también) o bien por Milky Way (¡5! más de la mitad de los que he empezado). Las únicas excepciones son Handsome Girl, que, por cierto, tendría que estar en «completos» y no en «empezados» (no sé por qué no ha salido todavía el quinto y último tomo...) y The Ancient Magus Bride. La primera cayó gracias a una oferta inmejorable de segunda mano y la segunda fue carne de happy hour.

Todo muy comedido como podéis ver porque de 9 series, cuatro están cerradas con 11 tomos o menos, mientras que las que continúan abiertas tienen, en general, muy pocos tomos en su haber así que ninguna de ellas supondrá un gran gasto. No sé muy bien cómo pero me las he apañado para no caer en la tentación de obras más largas como Noragami o Desaparecido mientras que me he resistido a comenzar (casi) todas las novedades que me llamaban la atención como El león de marzo, La pequeña forastera o Ulna en su torreta (la política de precios y moiré de ECC puede que haya contribuido). Lo malo es que por más excusas que me ponga sigo habiendo empezado más títulos de los que he terminado. Me queda el único consuelo de haber empezado a vender obras de segunda mano en serio.

Continuaciones

Adolescente pero no inocente
Aristocracia campesina 
Ataque a los Titanes 
Blue Exorcist 
Bride Stories 
Dead Dead Demons Dededede Destruction 
Maid sama 
Mob Psycho
One Piece
One Punch Man 
Ore Monogatari 
Pequeñas Mentiras Piadosas 
Shirayuki aux cheveux rouges
Trinity Blood

Total tomos: 39

Como no he empezado demasiados manga nuevos este año, he podido dedicarme a poner al día algunos que tenía bastante atrasados desde hacía años. Uno de los grandes hitos de este 2017 ha sido poner al día tanto la compra como la lectura de One Piece y Trinity Blood, dos grandes olvidadas en los balances anuales.

Tomos únicos

Emanon Recuerdos
Red Red Rock and other stories (1967-1970)
Un mal viaje al Oeste, El viaje a lo rata de Mickeyman
Voces de una estrella distante

Total tomos: 5

Hasta de tomos únicos he comprado menos que el año pasado. Después de llevarme varios desengaños otros años ya no compro casi ninguno... De hecho, de los 5 de la lista, 2 los compré porque los conseguí de segunda mano (y uno ya lo vendí), 2 porque sus respectivos editores me los vendieron con mucha labia (y uno ya lo tengo a la venta) y el que queda pues fue un capricho de esos de feria alternativa de autoedición y edición independiente... cuya lectura tengo atragantada desde hace medio año.

¡Ventas!

All You Need is Kill
Clamp, Club de Detectives
Deadman Wonderland
El caballero vampiro
El ladrón de las Mil Caras
Filamentos
Midori échame una mano
Nisekoi
Patrulla Especial Duklyon
Rozen Maiden
Sad Love Story
Virgin Crisis
Voces de una estrella distante
Zetman

Total tomos: 138

Como lo de "arrepentimientos" del año pasado quedaba muy deprimente, he decidido sustituirlo por esas "¡ventas!"; así enfatizo un aspecto más positivo del balance y me hago terapia de fin de año/año nuevo a mí misma. Aunque hace muchos años que voy vendiendo algún que otro manga (parece que no pero la lista, corta no es), creo que durante el 2017 es cuando por fin me he concienciado de que tengo que deshacerme del lastre y que eso significa decidirme a vender no sólo obras que no me han gustado en absoluto estilo Akuma to Love Song, u obras cuya ejecución me ha chirriado estilo Life, sino también obras que por mucho que comprara parece que no vaya a leer nunca u otras que, simplemente, es probable que no vuelva a releer.

Conclusiones manga

Creo que la conclusión más obvia y sintomática de este balance es que... ¡¡¡he vendido más tomos (138) de los que he comprado (91)!!! Tendríais que ver mi cara de asombro mientras escribo estas líneas ya que no lo quise mirar hasta el último momento y en ningún caso esperaba haberme "portado tan bien" sin ser consciente de ello. ¡Desde luego es un dato merecedor de formar parte de mi hilo de cosas buenas de 2017...!

Este cambio tan radical respecto a los años anteriores se debe en parte a la voluntad de querer ahorrar pero han sido el inicio de la mudanza y la falta totalmente tangible de espacio las que han jugado un papel decisivo para que me ponga tan firme con esto de pensar 7 veces antes de comprarme algo.

Desde que me mudé he meditado largo y tendido sobre qué hacer con mi colección de manga y al final decidí que seguir acumulando títulos que compré hace años (¡lustros!) y que todavía no había ni empezado a leer era insostenible ya. Así es como se han ido por la borda obras como Deadman Wonderland y Midori échame una mano que no, no llegué a leer... y aunque es un tema que me deja un regusto agridulce, lo cierto es que no me arrepiento de haberlos vendido. Tonta soy por haber gastado dinero en obras que nunca leeré pero más tonta sería si no intentara deshacerme de ellas nunca obsesionándome con lo de "leer por obligación".

De hecho, estoy intentando leer más (no tengo tanto éxito como con lo de gastar menos pero one step at a time), cosa que me ha permitido dejar de comprar tomos de un manga que veo que no voy a querer conservar antes de terminar de leerlo como me ha pasado con Immortal Rain.

2011: 427 tomos por unos 1600€ (1,17 tomos al día; a 3,75€ por tomo de media)
2012: 338 tomos por unos 1500€ (0,92 tomos al día; subo a 4,44€ por tomo de media)
2013: 414 tomos por unos 1800€ (1,13 tomos al día; bajo a una media de 4,35€ por tomo)
2014: 169 tomos por unos 830€ (0,46 tomos al día; subo a una media de 4,91€ por tomo)
2015: 139 tomos por unos 700€ (0,38 tomos al día; subo a una media de 5,04€ por tomo)

2016: 169 tomos por unos 950€ (0,46 tomos al día; subo a una media de 5,62€ por tomo)

Comparando con otros años, puede que sea el año que más he bajado en cantidad de tomos comprados (la evolución desde que abrí el blog es milagrosa), y vuelvo a reducir el gasto, no sólo he gastado menos que el año pasado sino menos que en el 2015 y, por lo tanto, menos que nunca. Eso sí, el precio por tomo se ha disparado, prácticamente no compro nada de segunda mano ya, se me agotaron los mercadillos, dejé de comprar obras publicadas hace años, ¡no me queda ninguna!

Estoy tan satisfecha en este aspecto que de cara al 2018 me propongo simplemente seguir así, terminando lo que pueda, empezando lo mínimo y con cautela y, sobre todo, si puede ser, vendiendo más de lo que compre y así, algún día, podré tener mi colección entera en una estantería y no en cajas.

II - Todo lo demás

Cómic/Tebeos/BD

El perdón y la furia
Giant Days #1-2
Nimio (#12)
♥ Patata ♥
Rayos y Centauros

Total cómics: 8

Como podéis ver, no sólo en manga he sentado la cabeza sino también en otro tipo de cómics. La biblioteca municipal ha colaborado desinteresadamente con mi determinación por ahorrar dinero y espacio. Y los escas(ísim)os títulos que me he agenciado los he comprado por impulso en eventos diversos... Tres de ellos en el GRAF. Patata podría haberse colado en crowdfundings pero como, técnicamente, fue una preventa y tardó poquísimo en llegarme el tomo a casa, al final he decidido colarla

Crowdfundings

Korokke [campaña]
Namesake #3 [campaña/recibido]
Nima [recibido]

Total: 2

Como los crowdfundings siempre son un jaleo porque no encajan del todo en ninguna categoría he decidido dedicarles una nueva este año, entre los cómics publicados de forma "clásica" y la autoedición, ya que vienen a ser un poco quimera entre ambos. Sé que hay tres títulos en la lista y que en el total he puesto un dos, no es un error. Esto es, simplemente, porque aunque Nima me ha llegado hace apenas unos días, es fruto de un crowdfunding en el que participé el año pasado así que el gasto no se suma al balance de 2017. Lo contrario me ocurre con Korokke, cuya aportación económica sí la he hecho durante el 2017, que ha sido la campaña, pero que no me llegará hasta, por lo menos, 2018. Y la excepción ha sido Namesake, un webcómic que llevo queriendo reseñar en el blog desde hace años y que está muy muy bien, me mosquea siempre que sus autoras pongan los tomos físicos a la venta en su tienda antes de haber enviado todas las recompensas del kickstarter pero, en fin, no esperaba que me llegase el cómic antes de que terminara el año. Lo importante, que me estaba enrollando mucho ya, es que sólo he participado en dos campañas de micromecenazgo en todo el año, que es algo en lo que he gastado demasiado desde los que descubrí así que bienvenido sea el cambio.

Autoedición

Batallones de Mujeres en Guerras y Revoluciones
Carné de Buaiash
Correr es de cobardes #1-2
¿En efectivo o con tarjeta?
Éramos Perfectas
Esquinas
Exococina
Geopolitical Manipulation Through the Use of Fungi Based Parasites on 186F
Gürtel Cómics - Especial Sentimientos
Inside my hair
La Luna Solitaria #1
Manifiesto del Ultrarracionalismo
Marina y el gato
Medievo:Medievo
Mocca Café
Mujeres en la Hoguera
Nimio #11
Panadramas (#1-2)
Roto #2
The Astonishing Dr. Sandwatch: The Time's Curse

Total publicaciones autoeditadas: 22

Visto así el listado parece un poco bárbaro peeeero, aún así, he comprado menos de la mitad de obras autopublicadas que el año pasado. Como veis, no dejo de repetir lo mismo una y otra vez a lo largo de toda la entrada pero es que, sección tras sección, lo más claro es que he comprado y gastado menos que ningún otro año, y ese es precisamente el propósito último de esforzarme en hacer balance cada año, para ver si mejoro u empeoro respecto a otros años.

Libros

La edad ingrata, de Booth Tarkington
La náusea, de Jean Paul Sartre
Les yeux jaunes des crocodiles, de Katherine Pancol

Total libros: 3

Consumo moderado de nuevo en el apartado literario. Sólo tres libros, uno para practicar francés, otro comprado por impulso en el HUL, y el que queda un clásico al que le tenía ganas desde hace muchos años (y se las sigo teniendo porque no me lo he leído). Los que me seguís por twitter ya sabéis el vía crucis que fue para mí leer Los ojos amarillos de los cocodrilos... y no precisamente por no entenderlo. Si me animo/saco tiempo acabaré reseñándolo pero, por si acaso no lo hago, el mensaje importante es que no me gustó nada y que huyáis de él si lo veis en una librería. Con los libros aplico la misma táctica que con los cómics, por muchas ganas que tenga de comprar cientos, nada de compras compulsivas hasta que no termine de leer lo ya adquirido.

Conclusiones de todo lo que no es manga

He reducido el volumen de compras, he gastado mucho menos (una tercera parte de lo que gasté el año pasado de hecho), y he dejado de comprar cómics sólo porque su autor estará firmando en Barcelona, y todo ello asistiendo al mismo número de eventos que otros años. Eso sí, he leído poquísimo así que sigo habiendo comprado más de lo que debería. La ironía es que precisamente este año he tirado mucho de biblioteca así que leer he leído bastante... sólo que no lo que he comprado. Creo que sólo he conseguido resistirme a comprar todas las novedades que me interesan de cómic europeo y, sobre todo, español, que van saliendo gracias a las lecturas gratuitas que me brinda la biblioteca. Así que he decidido incluir todos los cómics que he leído también en el balance:

Casualmente, de Fumio Obata
El Arte de Charlie Chan Hock Chye, Una Historia de Singapur, de Sonny Liew
En la vida real, de Cory Doctorow & Jen Wang
¿Eres mi madre?, de Alison Bechdel
Inercia, de Antonio Hitos
La Historia de mis Tetas, de Jennifer Hayden
La teoría del arte versus la señora Goldgruber, de Nicolas Mahler
Ladronzuela, de Michael Cho
Los Pies Vendados, de Li Kunwu
Maldiciones, de Kevin Huizenga
Un Océano de Amor, de Lupano & Panaccione
Un Policía en la Luna, de Tom Gauld

Teniendo en cuenta que los precios de este tipo de obras oscilan en nuestro mercado en torno a los 20€, el PVP acumulado de todos ellos ya ascendería a todo lo que he gastado en obras no-manga en todo el año. Nadie dijo que tener un hobby fuera barato, ¿no? Con esto termino el balance, contenta de haber gastado poco pero con el ánimo de leer todavía mucho mucho más a lo largo del 2018 y de empezar a hacer reseñas de lo que creo que puede ser más interesante, que son las obras autopublicadas.