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jueves, 28 de diciembre de 2017

ACCA: 13-ku Kansatsu-ka

Como no quiero seguir saturando el blog con rachas de entradas con la misma etiqueta (como llevo haciendo todo el año) he decidido rescatar uno de los pocos títulos de animación japonesa que he visto este año. ACCA es un anime sobre repostería basado en el manga homónimo de Natsume Ono, publicado en la Big Gangan, de Square Enix


El isleño reino de Dōwā está dividido en trece estados que, a pesar de estar gobernados por un rey común, poseen sendos folklores que les son propios incluyendo tradiciones, costumbres, cultura, personalidad y, por supuesto, gastronomía. Jean Otus es un fumador empedernido e inspector interno de la ACCA, una organización que vela por la seguridad en los 13 distritos, por lo que, de forma excepcional, viaja de forma frecuente de uno a otro estado. De forma paralela a su trabajo como supervisor, aprovecha sus múltiples viajes pagados por la agencia para degustar las delicias culinarias de cada región y adquirir souvenirs para su golosa hermana pequeña, Lotta.


Tras haber leído los tomos únicos not simple y Ristorante Paradiso, que a pesar de compartir autora no podrían ser más distintos, me intriga cualquier obra de Natsume Ono por su forma peculiar de contar las cosas y por saber dotar a sus personajes con ese aura tan misteriosa pero cercana a la vez. Por eso, cuando supe que Selecta Visión iba a emitir su versión animada de forma totalmente gratuita vía simulcast en YouTube, empecé con su visionado de inmediato, intrigada por el ritmo que tendría la narración tan característica de esta mangaka al saltar de las viñetas a los fotogramas.


¡Lo que no me esperaba era encontrarme con otro manga gastronómico! Si Ristorante Paradiso podría parecer un manga de cocina por su título cuando en realidad era una tragicomedia familiar sazonada de romance, ACCA, que parecía una historia de intrigas palaciegas, ha resultado ser un manga (y anime) sobre repostería. Natsume Ono se ha despachado a gusto y se ha dedicado a mostrar todo un desfile de dulces y postres de todo el mundo apropiándoselos y adjudicándolos a cada uno de los estados del reino de Dōwā.


La gula es pues protagonista en una historia en que todos los personajes se relacionan a través de sus preferencias en materia de galletas, bombones, pastas, pasteles, e incluso tipos de pan. Jean aparece siempre como un mero emisario, como un pelele que utilizan unos y otros para conseguir degustar esos manjares que sólo conocen por las fotografías de las revistas. Su hermana Lotta es una aficionada a los distintos tipos de pan de cada distrito, su mejor amigo Nino (cuya única función en la trama parece ser dar pie a las fujoshis) adora el chocolate, sus compañeras de trabajo devoran cualquier tipo de especialidad gastronómica (sea dulce o no)...


Jean desarrolla su trabajo, principalmente, en reuniones que siempre van acompañadas de comida. Tanto es así, que la panadería de su barrio es punto de encuentro con su amor platónico y superior en el trabajo, Mauve, pero también entre otros personajes secundarios, como su hermana y uno de sus admiradores, Magie, que desobedecerá las órdenes directas del príncipe y heredero Schwann con tal de compartir con Lotta su pasión compartida por el pan del estado de Badon. Pero no penséis que ACCA es únicamente un manga sobre repostería ya que también aparecen múltiples platos característicos de cada distrito. ¡No sólo de dulces se puede vivir!


Siendo Natsume Ono la autora, era de esperar que desarrollase tramas paralelas abordando temas más delicados que un simple repaso culinario. Así, la adicción al tabaco de Jean en un mundo en que este producto es tan caro que apenas un puñado de afortunados se lo puede permitir toma especial relevancia hacia el desenlace de la obra, en que sus seres más allegados intentan por todos los medios protegerle de sí mismo. Desgraciadamente, por mucho que a lo largo de los episodios hayan intentado sustituir su tabaquismo por una renovada y más sana adicción a las distintas especialidades gastronómicas que uno puede encontrar a lo largo y ancho de Dōwā, el protagonista hace oídos sordos...


En un primer momento me desagradó que la autora se tomara la licencia de crear un reino tan exageradamente diverso en que ya no solo la gastronomía y la cultura sino incluso las etnias son radicalmente distintas entre distritos que son, en realidad, limítrofes pero comprendo que la mangaka se limitó a crear un mini-mundo a su medida con tal de mostrar los contrastes y desigualdades sin complicarse mucho la existencia. Eso sí, aunque la naturaleza isleña del reino pueda recordar al Japón nativo de la autora, la realidad es que toda la diversidad mostrada a lo largo de ACCA recuerda tiene una ambientación indiscutiblemente europea. Esta predilección por el extranjero ya estaba presente en muchas de sus obras anteriores.


ACCA es un anime extraño, con personajes difíciles de descifrar que pueden parecer tremendamente superficiales en muchas ocasiones, pero con un universo muy bien trabajado. Por lo que sé, la versión original (el manga) es mucho mejor así que es posible que le eche un vistazo para poder comparar. Es una lástima que Natsume Ono sea una autora que no haya cuajado en nuestro mercado porque tiene una voz propia que daría un poco más de diversidad a nuestro mercado.

miércoles, 27 de diciembre de 2017

[Nuevas lecturas] Sombras sobre Shimanami

Sigo con la racha navideña de hablar de cosas que, para variar, han salido a la venta hace poco. Sombras sobre Shimanami es el manga más reciente de Yuhki Kamatani, cuyo nombre os sonará por ser también autor/a de Shonen Note; ambas obras han sido publicadas en España por Tomodomo.


Diría que es un manga que ha gozado de cierta popularidad por estos lares, probablemente por la temática que aborda. De hecho, es el primer tomo de la editorial que sale a la venta con una de esas bandas de papel encima de la sobrecubierta (¿tienen un nombre?) destacando que se trata de un manga sobre "personas LGBT+". ¿Y eso qué quiere decir? Como la mayoría ya sabréis, el manga se puede clasificar en distintas demografías en función de la revista en que se publicó. Así, existen algunas que, por definición, tratan sobre la homosexualidad femenina (yuri) o masculina (yaoi). No me voy a meter ahora en la controversia sobre estos dos términos porque no es el objetivo de esta entrada pero dejémoslo en que existen (muchas) obras que giran (exclusivamente) en torno a relaciones románticas/sexuales entre personas del mismo género. 

Siendo la sociedad nipona eminentemente homófoba (y tránsfoba y xenófoba y misógina...), ya imaginaréis que los personajes LGBT (no entro en "Q", "A", "I", "+", porque también me iría demasiado de tema y, aunque no lo parezca, yo lo que quiero es reseñar el primer tomo de Sombras sobre Shimanami) no es que abunden precisamente en obras de otras demografías como el shonen o el seinen. Es por eso que llama la atención que un seinen ya no sólo es que esté protagonizado por distintos personajes LGBT sino que esa orientación o identidad sexual no aceptada por la sociedad es el pilar de la trama.


Sombras sobre Shimanami se ha publicitado en varios medios como un manga en que se trata esta temática de forma realista sin caer ni en el victimismo ni en el idealismo. Puede que habiendo leído sólo un tomo sea pronto para emitir mi juicio sobre este tipo de afirmaciones pero creo que son muy acertadas. Shimanami es un manga dolorosamente dramático, donde el sufrimiento de los personajes es muy patente desde la primera página; debuta la historia con Tasuku, el protagonista, asomándose por una barandilla mientras se repite que prefiere morir antes que tener que soportar la discriminación en el instituto por ser gay. Yuhki Kamatani retrata magistralmente la desesperación que experimenta el adolescente, que ve cómo su mundo se hace pedazos por algo que él no ha escogido. Porque eso es lo que implica ser homosexual y japonés: miedo y humillación. 

Es en este momento cuando Tasuku conoce a Nadie, una mujer muy extraña que regenta una especie de club donde se reúnen personas que no encajan en los cánones de normalidad aceptados por la sociedad (nipona, en este caso). Este primer tomo está centrado en Tasuku y en el proceso que debe seguir para aceptar su orientación sexual. No se trata ni de salir del armario ni de declararse al chico que le gusta sino, simplemente, de poder decir en voz alta que es gay para empezar a aceptarlo. Más adelante se introduce la historia de Haru, una mujer tenaz, amable y lesbiana que decidió dejar de esconder su homosexualidad a costa de su trabajo y su buena relación con su familia. 


Es precisamente en esos capítulos dedicados a Haru que ya se empieza a vislumbrar con más claridad aquello de que Kamatani huye del victimismo o el idealismo. En muy pocas páginas presenta el conflicto de ser lesbiana en un país como Japón, en que el matrimonio homosexual sigue sin ser legal, donde se sigue presionando a las mujeres para que se casen y tengan hijos prácticamente desde que terminan la carrera. Como aquí los personajes tienen muy asumida su orientación y se pueden permitir vivir juntas, los problemas que se plantean son muy distintos a los que pueda tener Tasuku en el instituto.

De forma ligeramente similar a la de Shonen Note, Sombras sobre Shimanami está repleta de metáforas visuales en que el/la mangaka da rienda suelta a su imaginación sin poner ningún tipo de límite entre lo que es real y lo que no. Así, Nadie siempre acaba protagonizando escenas imbuidas en el más puro realismo mágico dejando a Tasuku (y a los lectores) como único testigo. Entiendo que se trata de un recurso narrativo pero no me entusiasma que se utilice en una obra de estas características ya que, como me ocurriera en su día con Life, me parece un tema lo suficientemente serio como para dejar que estos elementos dirijan la trama (al final, Tasuku encuentra el consultorio después de una extraña visión como si se tratara de Alicia siguiendo al conejo blanco...).


He visto muchas (muchas) veces a personas de distintos colectivos quejándose de que cuando aparecen personajes LGBT en ficción siempre se le termina dedicando una fracción de la trama a discutir la discriminación que sufren y/o lo que implica serlo en la sociedad actual, siendo ese normalmente su único papel en la historia. Por eso, se reclama que se creen más historias en que el eje principal no tenga nada que ver con la orientación/identidad sexual cuyos protagonistas sean LGBT sin que ello tenga ninguna relevancia para la trama principal. Sombras sobre Shimanami va en contraposición a todas estas ideas pero, aún así, creo que desarrolla una labor importantísima visibilizando y denunciando un problema acuciante en Japón. Y si queréis obras que encajen en la primera categoría me han recomendado Nabari no Ou, también de Kamatani.

En cuanto a la edición, estoy como siempre encantada con la traducción, el punto de libro de regalo, las páginas a color... y al comprarlo vía web hasta recibí una postal de Navidad. Sin embargo, o la sobrecubierta es demasiado grande o el tomo demasiado pequeño pero la cuestión es que al ser demasiado "ancha" la primera, y venir todo compacto en el paquete... pues se ha quedado toda ondulada de la presión. No sé si es un defecto que afecta a toda la tirada así que echadle un ojo antes de comprarlo.


Para mí, Sombras sobre Shimanami es una obra que hace mucho tiempo que era necesaria. Kamatani ha sabido recoger muchas voces para exponer de forma pragmática el día a día de personas homosexuales y trans de todas las edades. Os lo recomiendo con una sola reserva: tan sólo han salido tres tomos en Japón así que la espera para saber cómo continúa la historia será eterna.

lunes, 25 de diciembre de 2017

[Nuevas lecturas] Children of the Whales

A punto estuve de comprar Les Enfants de la Baleine en francés así que no dudéis ni un instante: me compré el primer tomo de Children of the Whales el mismo día que salió a la venta. Y, además, me compré la edición con la portada alternativa (!), que cada vez soy menos purista y me parece mucho más bonita que la original; aunque quizá la nueva gama de colores no sea tan acorde a la temática desértica... ¿vosotros qué opináis? Me sorprende no haber visto a nadie hablando del tema por redes sociales ¿cuál os gusta más? ¿alguien que se haya comprado dos tomos para tener las dos?


Como me ocurre a menudo, tenía muchas ganas de comprar este manga porque me lo habían recomendado varias veces pero no había leído absolutamente nada de la obra, ni siquiera la preview gratuita que subió la propia editorial. Así que la sorpresa al empezar a leer el tomo fue mayúscula. Esta ignorancia genuina me hizo disfrutar de su lectura con creces así que prefiero no explicaros mucho de qué va este manga; así lo podréis descubrir igual que yo conforme vais pasando las páginas.

Abi Umeda nos presenta un mundo post-apocalíptico, en que un pequeño grupo humano subsiste a pesar de tenerlo todo en contra. En ese sentido, es inevitable establecer paralelismos con Ataque a los Titanes ya que ambas historias tienen muchos elementos en común. Por lo tanto, este primer tomo es una presentación de personajes pero, sobre todo, del universo en que se desarrollará la trama, de la ballena de arcilla, los marcados, la Saimia y todo la información necesaria para sentar las bases sobre las que desarrollar una historia que se anticipa bastante bélica. Para ello, al final de cada capítulo encontramos una nueva "nota del archivista" en que Chakuro, el protagonista, nos da una nueva píldora de información sobre su mundo.


Por supuesto, es un primer tomo para plantear una miríada de preguntas, para desconcertar al lector y para engancharlo a base de interrogantes. Y, si algo caracteriza a la narración, además de estar profusamente documentada por los apuntes de Chakuro, es el estar imbuida de emoción. Desde la primera página es muy patente la melancolía, que deriva de ese contraste entre la tristeza (¡que el manga debuta con un funeral!) y el entusiasmo constante del protagonista. Esa desazón se va acentuando conforme avanza el tomo desembocando con gran violencia en el punto álgido, al final del tomo.

El dibujo es una maravilla, con líneas muy finas, y la voluntad de dejar todas las páginas rebosantes de tramas, dando una sensación a suciedad que aún transporta más al lector a ese mundo fantástico en que parece que no haya otra cosa que desierto. La autora (e imagino que sus ayudantes) ha dedicado mucho esfuerzo en la creación de fondos porque sólo el diseño de la ballena de arcilla ya parece todo un reto (podéis verla arriba en portada). Lo mismo va para el patrón de la saimia de cada personaje. Este tomo grita por todos sus poros el trabajo que hay tan sólo en la ambientación, con decenas de detalles que sostienen el mundo que se presenta (confieso que la autora se me metió en el bolsillo con la migración de los saltamontes).


Resumiendo, que estoy encantada, que esta misma semana sale el segundo tomo e iré corriendo a autorregalármelo, y que, como ya se termina el año, puedo decir sin miedo a equivocarme que este título se cuela en mi top de mejores nuevas lecturas del 2017. ¡Os lo recomiendo encarecidamente!

lunes, 18 de diciembre de 2017

Predestinada

Me compré este tomo único sin dudar, con las expectativas muy altas (demasiado sí) tras haber escuchado la reseña que le hicieron las editoras de Tomodomo durante su presentación en el salón, en que desgranaron el argumento de cada una de las tres historias que componen el volumen alabando la originalidad y el saber hacer de la autora.


Tomoko Yamashita aborda tres temáticas totalmente diferentes en Predestinada: thriller psicológico, romance de instituto y fantasía/ciencia ficción. Lo único que tienen en común las tres historias es que sus protagonistas son mujeres (más o menos) sensatas, de distintas edades, y que cada una de las tramas se desmarca de cualquier cliché al que podáis estar acostumbrados.


En Invencible, la autora juega con la noción de que una adolescente con la vida más o menos resuelta no puede ser capaz de cometer un crimen (o varios) a sangre fría mientras que la que podría ser la única mujer con un alto cargo en el cuerpo de policía es la encargada del caso. Con este primer capítulo autoconclusivo la mangaka reflexiona sobre el rol de las mujeres en la sociedad y en el imaginario popular, dotando a su protagonista femenina de instintos homicidas típicamente atribuidos en exclusividad al sexo masculino. Y aquí la primera vuelta de tuerca, la autora aborda la (ausente) equidad entre sexos desde su vertiente más oscura: las mujeres no sólo somos igual de buenas y capaces que los hombres, también podemos ser igual de despiadadas y violentas. 


Cambia de registro en Tú eres la estrella en que son protagonistas los amores fugaces y no correspondidos de la adolescencia. Si en Invencible se combatía el cliché de que puede haber psicópatas también entre el género femenino, en este segundo capítulo se visibiliza la homosexualidad femenina (no olvidemos que Japón va unos cuantos pasos por detrás con respecto a España en cuanto a este tema) con mucha naturalidad en un contexto que no le es propio: el de los triángulos amorosos.


Por último, La princesa sin maleficio y el prisionero en la atalaya es la historia más bizarra de la recopilación. Con un punto de partida de lo más original, bien podríamos encontrarnos ante el primer capítulo de una obra longeva llena de aventuras y romances diversos pero, evidentemente, no es más que otro one-shot. En este caso, la autora quiere contarnos demasiadas cosas en muy poco espacio con lo que el resultado final deja mucho que desear. De hecho, desde la propia editorial ya aludieron al carácter hollywoodiense de este capítulo y no les faltaba razón ya que todo ocurre de forma precipitada, un poco sin ton ni son y va perdiendo fuelle conforme se acerca el final. Reitero que la premisa me parece magnífica, es una pena que la autora no tuviese espacio para desarrollarla más.

Las tres historias se caracterizan por los constantes saltos temporales en que la división entre la trama principal y los flashbacks no es para nada obvia; siendo este fenómeno más pronunciado en las dos primeras por su naturaleza. En general me da la sensación de que la mangaka hizo la elección consciente de dotar a todas ellas de una cierta ambigüedad, con personajes poco definidos, y finales abiertos que le dan al lector libertad para interpretar.

En definitiva, Tomoko Yamashita explora ideas más que interesantes en Predestinada pero no consigue desarrollarlas luego con lo que el resultado final queda bastante deslucido. Es curioso porque mientras leía el tomo me iba convenciendo a mí misma de que debía tratarse de una de las primeras obras de la autora y resulta que es una de las más recientes, publicada originalmente en Japón en 2014 así que me extraña que Predestinada desprenda ese aire tan de autora novel que todavía no se ha hecho suyo el medio del manga.

sábado, 9 de diciembre de 2017

Tardes de salón (segunda parte)

Ya, ya sé lo que estáis pensando, qué hago con mi vida publicando la segunda parte de la crónica salonera en DICIEMBRE. Bueno, tengo la entrada casi terminada desde hace un par de semanas pero me faltaba algún detalle/foto qué añadir y he andado súper liada con el trabajo/vida personal así que, en fin, mejor tarde que nunca ¿no?

Como todos los años, no importa cuántos días dure el salón ni en qué día haya empezado: el sábado siempre es la jornada en la que se concentran la mayoría de charlas, presentaciones, talleres, etcétera. Por tercer día consecutivo, llegué al recinto ferial hacia mediodía y me uní a Miya, Nagore, Raúl y Fran mientras terminaban de comer en la despejada plaça Univers. Resistí la tentación de comprar eternos y tópicos shôjos en inglés de oferta y solo le cogí el primer tomo de Yajirobee a Nagore, a ver qué tal porque me da la sensación de que a nadie le está gustando... Cuelo en la foto el llavero de Videl que compré el viernes y que olvidé subir en la anterior crónica.


Para este tercer (o cuarto, depende de cómo se mire) día de salón tenía dos objetivos claros: ver (casi) todas las exposiciones y asistir a las presentaciones de novedades de Norma, Planeta e Ivrea en la ya tradicional maratón en la sala de actos. Como Norma (la primera), no comenzaba hasta las 17h, fuimos hacia el pabellón parking a ver las exposiciones dedicadas a la trayectoria de Jiro Taniguchi y el primer centenario de la animación japonesa.



He catado tres obras del prolífico catálogo de Taniguchi (todas ellas reseñadas en el blog): El almanaque de mi padre, Los Guardianes del Louvre y Un Zoo en Invierno. Mientras que la primera me fascinó, las otras me dejaron más bien fría. Quizá es ese contraste el que me hacía tener muchas ganas de ver la exposición que se le dedicó durante el salón para conmemorarlo tras su reciente defunción y reconocer su recorrido como mangaka. Dicha exposición realizaba un exhaustivo repaso por todas las obras del autor, haciendo especial hincapié en la gran variedad de temas y géneros que abordó a lo largo de los años. En esta ocasión, cada panel (haciendo referencia a una obra distinta) estaba redactado por una persona diferente (ya fuese traductor, crítico, autor...) lo que le daba pluralidad a la exposición pero también la hizo caer en una redundancia que quizá se podría haber evitado.



Para ejemplificar (brevemente) la reiteración de conceptos (y porque algo tiene que diferenciar mis crónicas del salón de las de los demás y justificar que tarde un mes en escribirlas) me dediqué a fotografiar todos y cada uno de los carteles y contar cuántas veces aparecían las mismos palabras a lo largo de la exposición. Los términos más profusamente utilizados podían englobarse en dos grandes bloques: temática (de las obras) y destreza (del autor). Así, en referencia a los temas, las palabras cotidiano, cotidianidad (mal escrita como «cuotidianedad» en uno de los títulos), costumbrista, costumbrismo, costumbre, día a día y algún que otro sinónimo más aparecían un total de 22 veces a lo largo de la exposición; la palabra naturaleza se usó nueve veces; si añadimos otros términos que hagan referencia a la misma como salvaje, ecologista o, directamente, montaña, la cuenta sube hasta 26 superando incluso al slice of life como género predilecto del autor. Por otra parte, casi todos los contribuyentes quisieron remarcar la maestría, sensibilidad, delicadeza y talento del autor junto con su habilidad para emocionar al lector y sorprenderlo con su detallismo.



Dicho esto, y como pronto descubriréis si seguís leyendo esta entrada, creo que la exposición de la obra de Jiro Taniguchi fue la mejor de todas las de esta edición del salón. Fue sin duda la más exhaustiva y plural de todas ellas y tenía razón de ser en el contexto de la publicación de manga en España. Sus principales inconvenientes, además de la repetición de conceptos, fueron la mala calidad de las páginas a color (todas ellas increíblemente pixeladas) y la falta de homogeneidad entre paneles, habiendo algunos que se limitaban a ser sinopsis de las obras que acompañaban mientras que otros sólo hablaban del mangaka sin hacer mención ninguna a la obra; lo mismo aplica a la longitud de los comentarios. Quizá con unas directrices más claras a los contribuyentes hubiese quedado una exposición más unitaria. Precisamente porque en muchos de los paneles se hacía referencia al éxito del autor en Europa (y, especialmente, en Francia), así como al eco que tienen todas sus obras en el BD (con algunos comentaristas llegando a afirmar que fue Taniguchi un profeta repudiado en su tierra natal), creo que se trata de una exposición que podría figurar ya no sólo en el Salón del Manga sino en el próximo Salón del Cómic.

La superioridad de la exposición resulta evidente cuando se la compara con la siguiente: 100 años de anime, que creo que todos los que pasamos por el salón estamos de acuerdo en mayor o menor medida que era un desastre la cogieras por donde la cogieras. Lo que podría haber sido un instructivo repaso a la historia del anime como medio, degeneró en breves menciones a títulos destacados por uno u otro motivo, pero con una visión absolutamente sesgada acorde con lo que supongo que son los gustos del comisario. No me voy a extender más aquí porque ya lo han hecho otros en mi lugar.


Terminamos de ver las exposiciones del pabellón con aquella dedicada a la obra artística de KenneosMe parece (de veras) loable que desde la organización tomaran la decisión de dedicarle una exposición a Kenneos y que haya conseguido reconocimiento, aunque sea póstumo, por su labor. Asimismo, me parece una oportunidad y un toque de atención para visibilizar el trabajo de los autores autóctonos, de la misma forma en que se hace en el Salón del Cómic. Honestamente creo que hay demasiados autores y autoras con muchísimo talento que pasan más o menos desapercibidos por el público general cuyo trabajo podría ser expuesto en futuras ediciones.

Habiendo hecho el tour completo por los pabellones secundarios, todavía quedaba un rato largo para que empezaran las presentaciones de novedades que me interesaban así que mientras Nagore y Fran se encaminaban a coger sitio en la sala de actos, yo me fui a fangirlear un rato al stand de Tomodomo, donde me encontré con Flors y aproveché para hacer la penúltima compraventa del salón (me deshice de Sad Love Story a la vez que me arriesgué con los dos primeros tomos de Handsome Girl). Me hubiese gustado sonsacarle alguna noticia en primicia a Ana pero me temo que para periodista no valgo. Es más bien al revés, estuve muy tentada con sucumbir definitivamente con Mother's Spirit... ¡pero resisto! (de momento).

Cuando subí a la primera planta del pabellón me encontré con una marabunta de gente cercando los limitados asientos disponibles (tres horas ininterrumpidas de presentaciones no se pueden aguantar de pie). Junto con Fran, Miya (que ya había vuelto de su sesión de firmas) y Nagore, seguimos de rebote la presentación de Selecta que, para mí sorpresa, anunció que se había hecho con los derechos de un montón de animes que se emitieron en su momento en el K3 (y supongo que en otras cadenas autonómicas) y que contribuyeron a crear toda una generación de personas aficionadas al manganime (entre las que me incluyo). Los anuncios comenzaron con el videoclip de Asian Kung-Fu Generation de la canción Haruka Kanata, con lo que el público empezó ya a vitorear. Efectivamente, una de las licencias es Naruto pero el viaje nostálgico alcanzó además Yu Yu Hakusho, InuYasha y La visión de Escaflowne, dejando al público sin energía ya para aplaudir. Además, han licenciado también el anime de Black Clover y las películas Mai Mai Miracle y Princess Arete.



Acto seguido, llegaron Annabel Espada y Óscar Valiente para presentar las novedades de Norma. Annabel inició la charla haciendo su típico repaso a las nuevas series manga que habían comenzado en los últimos meses previos al salón, prometiendo ser lo más breve posible. Tras unos 15 minutos, empezaron con los anuncios, escogiendo comenzar por el ganador de la actual edición del concurso manga: ¡¡Kuroudi!! Fui bastante activa por las redes sociales (y en el propio blog) animando a participar en la votación y en ningún momento oculté mi predilección por Reboot así que doy saltitos de alegría cada vez que me acuerdo de que dentro de (menos de) un año podré tener una nueva obra de Manu en mis manos. Como soy una avariciosa, ya no sólo aspiro a leer Reboot sino a que tenga tanto éxito que como ya pasara con Pechanko! y Skizocrilian Studio, le ofrezcan a Manu la posibilidad de publicar nuevas historias más longevas con la editorial... Soñar es gratis.



Y después de este primer alegrón, ya tocaba el turno de las licencias manga, con las que había mucha expectación tras el anuncio unos días antes de que se habían hecho con tres nuevos shôjos. Los primeros títulos en ser mencionados fueron Card Captor Sakura (que aunque ya fue anunciada hace un año todavía no ha podido salir por un problema con los archivos), su secuela Clear Card, y la secuela de Fruits Basket, Another. Aunque estas dos serán compras seguras (CCS ya la tengo y, en principio, no la recompraré) por unos momentos cundió el pánico pensando que eran estos los 3 shôjos pero Annabel nos tenía reservada una sorpresa genuina.



Después de anunciar varios spin-offs, novelas y artbooks de sus actuales manga insignia (Fairy Tail, Pokémon, Ataque a los Titanes, I am a Hero...), llegaron los shôjos prometidos: Watashi no ookami-kun (título adaptado: Mi chico lobo), de Yoko Nogiri; Last Game, de Shinobu Amano; y el sorpresón del salón: Akatsuki no Yona (posible adaptación del título como Yona, princesa del amanecer), de Mizuho Kusanagi. Aquí Annabel matizó que desde que empezaron con la encuesta, Yona ha sido siempre el shôjo más pedido ¡y con mucha diferencia respecto a las siguientes opciones! Es por eso que al final tuvieron que resignarse a licenciar un shôjo abierto con más de 25 tomos en su haber, apuesta arriesgada que espero que les salga bien.


Además, aunque esta información se hizo pública hace relativamente poco, para promocionar su lanzamiento sacarán los dos primeros tomos a la vez (a finales de febrero) y en su primera edición costarán sólo 4€ cada uno. Y aunque la periodicidad general será mensual, en apenas un mes y medio tendremos ya los cinco primeros tomos de este manga a la venta en España.



Y, para acabar la presentación por todo lo alto, la cereza del pastel, LA licencia que todo el mundo esperaba: Yakusoku no Neverland, más conocida como The Promised Neverland, el último éxito en ventas de la Shonen Jump. Como anunciaron tantísimos títulos nuevos y a todos les dedicaron, como acostumbran, una breve descripción de la sinopsis (nada tan extenso como en Tomodomo pero tampoco la lectura en 5 minutos de una lista como en ECC), no dio apenas tiempo para hacer ninguna pregunta.


En contraposición, el equipo de Planeta comenzó con su habitual vídeo resumen, debidamente acompañado por el frenesí del público a ver quién era capaz de twittear todos los títulos sin dejarse ninguno (es más difícil que comerse las uvas). Lo bueno de que siempre empiecen directamente con el vídeo es que luego queda casi toda la hora de presentación para hacer las preguntas que quieras y más (hasta yo hice una). De nuevo, no voy a hacer un listado exhaustivo de todas las licencias una por una (tenéis medios de comunicación del sector para ello). Son 24 los títulos/sagas que aparecían en el vídeo incluyendo cosas de Dragon Ball, un spin-off de SAO, reediciones de obras de Osamu Tezuka y un número alarmante de novelas (me alegro de que el mercado del manga en España se haya abierto tanto como para que resulte rentable tirar por aquí). Personalmente, y como ya adelanté hace unas semanas, la licencia que más me llamó la atención fue Susurros. Y espero que ahora que ya se han quedado sin obras que sacar o reeditar de Ai Yazawa y Wataru Yoshizumi, le vuelvan a abrir la puerta a Arina Tanemura.


Y para terminar con el sábado de salón, el equipo editorial de Ivrea, liderado por Leandro, hizo acto de presencia con muchas ganas de animar al personal. Las risas y aplausos tras escuchar una versión de Despacito cantada por Hatsune Miku quedaron rápidamente empañadas por la broma machista de muy mal gusto que hizo Leandro en referencia a la amnesia de la protagonista de One Week Friends... pero intentamos olvidar ambas cosas y centrarnos en los 6 nuevos títulos por anunciar. En cuanto a sus títulos, dejando de lado "el típico ecchi que nadie ha pedido", una reedición de Alita y un par de títulos de esos que no conoce (casi) nadie, me quedo con: Omoi, omoware, furi, furare (título adaptado como Amar y ser amado, dejar y ser dejado; ¿seguro que cabrá en el lomo? ¿no había otra alternativa?) lo nuevo de Io Sakisaka, y puede que la adaptación al manga de Little Witch Academia que no sabía ni que existía pero... ¡es que son brujitas! ♥

Como ya pasara el miércoles tras la presentación de Tomodomo, al terminar Ivrea casi que nos echaban del recinto así que hasta aquí la tarde del sábado. Sé que me ha quedado una entrada tan monstruosa que debería dejarme el domingo para otra pero como entonces existiría el riesgo de que no la publicara hasta el año que viene y tampoco hice *tantas* cosas, tenéis la respectiva crónica a continuación.

Creo que el domingo fue, con diferencia, el día que más tarde fui al salón y es que tenía un único objetivo: la happy hour de Norma (como no puede ir en la edición anterior, este año tenía bastantes ganas de arramblar un poco). Aún así, antes de tomar posiciones, Fran y yo tuvimos tiempo de ir a ver la exposición que tenía pendiente de visitar, sobre la embajada Keichō. Tras leer obras como La Espada del Inmortal y Billy Bat y visitar una exposición sobre japonismo que hubo hace años en Barcelona, me intriga mucho el tema de cómo se vivió/instauró el cristianismo en algunas zonas de Japón hace varios siglos. Desgraciadamente, la muestra me pareció bastante pobre, con unos cuadros de texto inexplicablemente enormes e ilegibles, y un espacio de exposición muy reducido. Hice varias fotografías de calidad paupérrima con la inestimable colaboración de la iluminación terrible y la penosa cámara de mi móvil pero os animo a echarle un vistazo a las fotografías que subió Nagore en su crónica respectiva.

Me cansé rápidamente de la exposición (el domingo por la tarde el cansancio empezaba a hacer mella) y como Fran no estaba dispuesto a empezar la larga y pesada espera en el stand de Norma, caímos en la tentación de pedir (después de 4 días luchando contra la gula) sendas crêpes con nutella y nata en uno de los foodtrucks. Consejo: no pidáis esto si no tenéis intención de comérosla tranquilamente y con cubiertos. 


Ahora ya sí de camino hacia el stand de Norma pasamos por la zona comercial a ver si encontrábamos alguna oferta de última hora y, por increíble que parezca, acabaron regalándonos dos Otaku Bunka en el stand de El Corte Inglés. La gracia es que ya el ¿viernes? (imagino...) me compré expresamente el tomo #19 de Billy Bat allí mismo porque con cualquier compra regalaban un número aleatorio de la revista. Resumiendo, que sin comerlo ni beberlo he acabado con tres números de esta publicación de forma gratuita (me va de perlas porque es otra cosa que tenía en la wish list desde hacía tiempo pero iba priorizando la compra de cómics).


Además, encontré un stand donde, milagrosamente, tenían de oferta varios tomos de Handsome Girl (todos los que han salido hasta la fecha, de hecho) así que me compré los tomos #3 y #4 que se sumaron a los dos que ya me había vendido Flors justo el día anterior. Desde que Planeta anunció la licencia de la obra más antigua de Wataru Yoshizumi que estaba muy tentada de echarle un ojo, incluso más que con sus obras más recientes como Chitose etc. y Marmalade Boy Little que, de momento, estoy consiguiendo evitar. Y ahora que ya he terminado de leer el primer arco del manga (que abarca más o menos los primeros dos tomos y medio) estoy más que satisfecha con mi compra, hacía tiempo que no disfrutaba de un shôjo sencillo así. Como estaba el salón súper vacío, acabamos charlando un rato con los trabajadores del stand. El propietario estaba bastante cabreado porque mientras que los visitantes nos beneficiamos de una notable mejoría respecto al acceso y movilidad en los pabellones, la afluencia fue quizá demasiado fluida para el gusto de los libreros, que vieron ostensiblemente mermado el tamaño de ventas hasta el punto de que no amortizaron el coste del stand. En la misma línea, el propio Leandro comentó durante la presentación de novedades de Ivrea que había sido el peor salón del manga en diez años. Está claro que nunca llueve a gusto de todos.

PRE-
Con mis escasas pero bien escogidas compras en la mochila, fuimos al fin a coger sitio en el stand de Norma... para descubrir con horror que con tanta parada y tanta compra de última hora ¡la primera fila de la trinchera andaba ocupada y en posición! Total, que Fran tuvo que renunciar a la edición kanzenban de FullMetal Alchemist porque la esquina donde estaban los tomos era la jungla y yo me hice un hueco en una zona conflictiva a medio camino entre los tomos de The Ancient Magus Bride, Buenas Noches, Punpun (que no me interesaban porque ya tengo el manga completo pero dificultaba el acceso a oxígeno) y Desaparecido (que era el manga que, idóneamente, hubiese querido pillar). Otro de mis objetivos era Noragami pero renuncié enseguida porque había pocas posibilidades de conseguirlos a esa hora ya. Mi mala suerte quiso que hubiese un interesado en Desaparecido así que entre que no estaban todos los tomos, que de los pocos que había había un par en muy mal estado y que, de los que quedaban, hubiese tenido que competir con el otro chico, acabé por renunciar también a ellos y centrarme únicamente en dos míseros tomos de Magus Bride.

POST-
Como siempre, en el momento en que "dieron la señal", hubo una avalancha de manos y empujones de la que salí más o menos ilesa. Me quedé quietecita con mis dos tomos de Magus Bride esperando mi turno para pagar y admirando los montones de más de diez tomos de alguna gente. Encima, como siempre me pasa, tardaron una eternidad en cobrarme porque mi montoncito de sólo dos tomos no llamaba demasiado la atención de ninguno de los dependientes. ¿Conclusión? Me he hecho mayor para la happy hour así que, sintiéndolo mucho, creo que esta es la última crónica en la que podréis leer mi experiencia bélica. Diría que me retiro en lo más alto pero... mirad qué pena de botín después de tanto rato comprimida por la gente contra el stand:


¡Y ni siquiera estaba el primer tomo! Con todo, no me arrepiento porque Noragami vete tú a saber cuántos tomos serán y de Desaparecido hubiese pillado menos de la mitad y bastantes cosas tengo ya abiertas. En cambio de Magus Bride sólo han salido 7 tomos, al ir al ritmo de Japón saldrán pocos tomos al año y no creo que se alargue mucho... además, que me la recomendó muchísima gente alegando que "por mis gustos" seguro que me encantaba *se autoconvence a sí misma de que fue una buena compra*

Y después de esta entrada tan y tan y tan larga (que hasta a mí me da pereza releer en busca de errores) os doy las gracias por leer, espero que os haya gustado (aunque no creo que la espera de más de un mes haya valido la pena) y, para los vagos/gente sin tiempo resumiré este XXIII Salón del Manga en dos aspectos:

Lo mejor: mucho más espacio (¡para todo! acceso, descanso, movilidad) y, aunque las licencias no fueron muy espectaculares en general, sí hubo un par de títulos que se pedían desde hace una eternidad y que daba ya por perdidos que me hicieron mucha ilusión (mención especial a Yona)

Lo peor: invitados totalmente indiferentes y muy mala gestión de la única que me interesaba, espero que Planeta no repita tal locura el año que viene porque como traigan a alguien que me guste de verdad tendré que llevar la tienda de campaña

viernes, 10 de noviembre de 2017

El hype de Susurros

Estaba yo escribiendo la segunda parte de la crónica salonera cuando me he dado cuenta de que todo lo que quería discutir sobre un breve comentario de una de las presentaciones de novedades del sábado se estaba comiendo la entrada entera. Total, que al final he decidido que mi divagación se merecía un post independiente para que a quién sólo le interese la crónica propiamente dicha se la pueda saltar.

Os hablo de la presentación de Planeta, en la que se anunciaron 24 títulos distintos, de los cuales el más llamativo (para mí) fue un josei de Youko FujitaniHiso Hiso (título adaptado como Susurros). Es una demografía tan poco explotada en España que no pude evitar sorprenderme por su licencia, sobre todo porque no es un título muy conocido (hasta donde yo sé). Respecto a este título, uno de los editores comentó (minuto 6:25 del vídeo de Mision Tokyo) «esto aún no sabéis lo que es, ya aplaudiréis ya *risas*». Pero como luego no añadieron nada más, Fran acabó preguntando por él en la ronda de preguntas a ver si nos podían vender un poco de qué iba y por qué teníamos que aplaudir. Pues bien, la respuesta que dio la editora me pareció tan tan TAN surrealista que me he dedicado a transcribirla palabra a palabra (para poder analizarla en detalle):


«En el salón del manga pasado creo que alguien de los de Ramen Para Dos (es que son muy identificativos con esas camisetas rosas *risas*) preguntó que si íbamos a traer shôjo protagonizado por chicos que yo pensé rollo de "bueno hombre, shôjo protagonizado por chicos esto es porque tenemos la tendencia a poner etiquetas que a lo mejor pues no corresponden al manga en concreto" entonces, en el caso de Susurros tuvimos la discusión de dónde ponerlo. Porque, si bien el protagonista es un chico, la historia es costumbrista y bastante especial de manera que nos tendía la delicadeza a ponerlo en shôjo pero... ¡o incluso un josei! pero dijimos "no no no, esto no toca, esto es distinto y, si estamos intentando ampliar las líneas y los géneros que tenemos en España pues vamos a intentar clasificar cada cosa en su sitio" Eeeh... es muy tierna, es la historia de un chico tímido algo retraído que tiene un don especial y de repente encuentra un niño con el que comparte ese don. Eeh, para él ha sido un infierno ese don pero para el niño es todo un regalo. Entonces es el proceso de crecimiento, del niño, y el desarrollo de él. Buscadla, que es muy bonita de verdad *risas*»

En caso de que alguien quiera verificar la verosimilitud de mi transcripción, os remito al minuto 33:49 del vídeo subido por Mision Tokyo de la presentación de planeta.


Vayamos por partes. Honestamente, ¿vosotros entendéis algo? Os animo a explicármelo en los comentarios. Aparentemente, la manera de vender un nuevo título al público potencial es rememorando una pregunta de hace un año sobre shôjos con protagonistas masculinos. Total, para luego decir que la pregunta por sí misma no tiene sentido (esto es (MUY) discutible). Qué quiere decir eso de "tendemos a poner etiquetas que no corresponden", ¿que está mal generalizar cuando se habla de demografías? ¿que aunque la "etiqueta" sea shôjo, si el protagonista es un chico, no tiene sentido llamarlo "shôjo" o considerarlo "para chicas"? Fijaos que estoy en la primera frase y ya no entiendo la reflexión.


Seguimos. "Tuvimos la discusión de dónde ponerlo". Esta me hace especial gracia porque da a entender que, como editorial, te puedes permitir el lujo de decidir de qué demografía es lo que has licenciado cuando, para bien o para mal, la demografía no se puede cambiar porque sí, es una etiqueta absurda que deriva únicamente de la revista original de publicación. Como mucho puedes obviarla pero no puedes decidir "dónde ponerlo". Entiendo que esto para Planeta no aplique porque el año pasado anunciaron como si fuesen shôjo un montón de títulos que no lo eran, aparentemente siguiendo el criterio de "la protagonista es una chica" o "el dibujo es cuqui".


"Si bien el protagonista es un chico, la historia es costumbrista y bastante especial". No sé si a estas alturas me notáis ya un punto de histerismo pero es que esto no hace más que degenerar. Me queda claro eso de que si el manga no es ni shonen ni seinen pero el protagonista es un chico tenemos un problema. Pero lo del costumbrismo se me escapa ya del todo porque también está dando a entender que si una historia es costumbrista y especial, pues será shôjo o josei por defecto... A lo que yo me pregunto qué hacemos entonces con ¡Yotsuba! ya que es una de las obras costumbristas más famosas publicadas hasta la fecha en España, está protagonizada por una niña pequeña y ello no le impide ser un shonen.


"Nos tendía la delicadeza a ponerlo en shôjo pero... ¡o incluso un josei! pero dijimos "no no no, esto no toca, esto es distinto" ¿Sabéis lo divertido de esta frase? Que si os fijáis bien, en el vídeo, Susurros se anunció como josei. Así que de verdad que no logro comprender porque la mujer se horrorizó tanto como para negarlo tres veces seguidas. Es más, cuando dijo "esto es distinto", yo me pregunto, ¿distinto a qué? ¿a los otros shôjos? ¿a los joseis? ¿alguien?


"Si estamos intentando ampliar las líneas y los géneros que tenemos en España pues vamos a intentar clasificar cada cosa en su sitio" a lo que yo reflexiono "como estamos intentando ampliar las líneas y los géneros que tenemos en España, hemos decidido tirarnos a la piscina licenciando un josei, que tampoco nos arriesgamos mucho porque está protagonizado por un hombre, a ver si así abarcamos un público más grande pero oye, por lo menos lo hemos clasificado como lo que es... ¡sorpresa! sí, un josei"

Y hasta aquí la entrada porque lo que añadió después se limitó a una sinopsis y a una enfática recomendación que sí estaban más en consonancia con la pregunta original.