Páginas

martes, 31 de enero de 2017

Mangas que me gustaría no tener que comprar en otros idiomas

Últimamente estoy siendo bastante comedida con mis compras en manga. Por un lado podría decirse que estoy aprendiendo al fin a controlarme pero, por otro, quizá es que no hay grandes tentaciones... Como es un clásico que todo el mundo se ponga a hacer tops, y apuestas, y listas varias a finales de año/principios del siguiente, yo he decidido hablar de mangas que me gustaría que licenciaran en España durante el 2017 teniendo todos ellos algo en común: ya han sido licenciados fuera de Japón en los últimos años. El orden en el que aparecen en el listado es totalmente aleatorio.

Bokurano (completa, 11 volúmenes)



Bokurano es un seinen de ciencia ficción que licenció Viz para su edición en Estados Unidos tiempo ha y que, desgraciadamente, empieza a descatalogarse. Se trata de una obra que ha cosechado muy buenas críticas y que creo que podría encajar bien en nuestro mercado. Siendo sólo once tomos, la única pega que le encuentro es que empezara a publicarse en 2003, por lo que dudo que a estas alturas nadie se anime a licenciarla ya (aunque cosas más raras se han visto). Editoriales posibles que podrían licenciarla en España: MW, ECC.

Nabari no Ou (completa, 14 tomos)


Si os suena el dibujo de Nabari no Ou es porque Yuhki Kamatani es también la autora de Shonen Note. Llevo queriendo leer este manga desde que vi un post titulado Why you should read Nabari no Ou que incluía, entre otros, la presencia de múltiples personajes femeninos bien construidos, personajes LGTB y la ausencia de personajes buenos o malos desarrollando tramas más maduras. Editoriales posibles que podrían licenciarla en España: Norma, Tomodomo.

Kobayashi ga Kawai Sugite Tsurai!! (So cute it hurts!!) (completa, 15 tomos)


Suki Desu Suzuki-kun!! (Je t'aime Suzuki!!) (completa, 18 tomos)


Estos dos shôjos de Go Ikeyamada van en pack porque aún no acierto a comprender que Ivrea tirara la toalla con esta mangaka... bueno, lo que no entiendo es que no vendieran bien porque mira que tanto Uwasa no Midori-kun como Novio Fetiche son lecturas completas y adictivas, con un dibujo atractivo y la cantidad de smut idónea... Editoriales posibles que podrían licenciarla en España: Ivrea (la esperanza es lo último que se pierde).

Kamisama Hajimemashita (Kamisama Kiss; Divine Nanami) (completa, 25 tomos)


Este shôjo ha llegado a los mercados anglosajón, francés e italiano. 25 tomos pueden parecer muchos pero, siendo realistas, uno de los shojos que más tiran últimamente es Akatsuki no Yona que está abierta y recopila ya más de 24 tomos así que, puestos a arriesgar, mejor optar por una obra cerrada... ¿no? Editoriales posibles que podrían licenciarla en España: Norma (si le da el ramalazo de licenciar algún otro shojo a parte de las reediciones de CCS y Furuba).

Gangsta (en curso, 7 tomos)


Creo que el éxito de este seinen protagonizado por dos gángsteres, uno de ellos sordo, es innegable. Tanto es así que entra dentro de la categoría de obras adaptadas al anime y eso que tiene muy pocos tomos en su haber... Creo que debería caer sí o sí (¡y pronto! que luego se pasa la moda y ya se sabe). Editoriales posibles que podrían licenciarla en España: Norma, Ivrea, MW.

Dosei Mansion (Saturn Apartments; La cité Saturne) (completa, 7 tomos)


No es ningún secreto que la sci-fi me pierde. Lo mismo puedo decir de las historias costumbristas... y Saturn Apartments lleva en mi lista de pendientes desde hace muchos muchos muchos (demasiados) años. Lo han licenciado ya tanto en USA como en Francia y entre esperar a que la descataloguen o que la licencien aquí... pues poca duda real hay. Editoriales posibles que podrían licenciarla en España: ECC.

Dogs, Bullets & Carnage (en curso, 10 tomos)


Otro seinen en curso licenciado tanto en Francia como en Estados Unidos. Lo pongo en la lista porque es otra que me llama poderosamente la atención aunque como no he leído nada todavía, me da un poco de miedo que sólo sea una obra de dibujo bonito e impactante (las portadas son fetén) con argumento deficiente. Que lo etiqueten como sci-fi es un punto a su favor. Editoriales posibles que podrían licenciarla en España: Norma.

Poe no Ichizoku (Edgar e Allan Poe) (completa, 3 tomos Bunkoban)


Después de haber leído ¿Quién es el 11º pasajero?, me muero de ganas de seguir catando a Moto Hagio y, entre su amplio catálogo (es una mangaka increíblemente prolífica), sugiero este que no está licenciado en inglés aunque cualquier obra me parecería bien. Editoriales posibles que podrían licenciarla en España: Tomodomo (si existe alguna posibilidad de que en Tomodomo repitan autora, es que lo hagan con ella).

Perfect World (en curso, 4 tomos)


Que levante la mano quién haya leído un josei protagonizado por un discapacitado físico. ¿Nadie? Aquí en España, dentro de la demografía seinen, encontramos Real, un manga sobre baloncesto publicado por Ivrea. Sin embargo, no soy capaz de recordar ningún otro cómic donde se abarque este tema. A raíz de una acción solidaria de la editorial Akata con la edición francesa de este título, me han entrado muchísimas ganas de darle una oportunidad. Editoriales posibles que podrían licenciarla en España: Ivrea (que anda un poco de capa caída últimamente con sus licencias shôjo).

Hanashippanashi (serie completa, 2 tomos)
Saru (serie completa, 2 tomos)


Después de Hechiceras y Children of the Sea, estoy con una mezcla de antojo/ansia por seguir devorando la bibliografía de Daisuke Igarashi porque tiene una sensibilidad que no he captado con ningún otro autor. Quizá el que más se aproximara fuese Shin Takahashi con El Arma DefinitivaEditoriales posibles que podrían licenciarla en España: ECC (edición especial con moiré).

Emerald (tomo único)
Halcyon Lunch (en curso, 2 tomos)


Harukaze no Snegurochka (tomo único)
Namiyo Kiite Kure (Born to be on air!) (en curso, 3 tomos)


De la misma forma que con Daisuke Igarashi, no me hace falta haber leído ninguna otra cosa que La espada del inmortal para morirme de ganas de seguir leyendo otras obras de Hiroaki Samura. Por una mera cuestión de año de publicación y longitud, imagino que, si nos tuviese que llegar algún título, el que tiene más puntos es Harukaze no Snegurochka (a vueltas con el tema de silla de ruedas por cierto) que se publicó en Japón en 2013 recopilándose en un solo tomo. Editoriales posibles que podrían licenciarla en España: ECC (ya que a veces me recuerdan un poco a la línea editorial de EDT...).

Sakura Hime Kaden (The Legend of Princess Sakura) (serie completa, 12 tomos)


31 One Dream (I Dream of Love) (en curso, 4 tomos)
Neko to Watashi no Kinyôbi (Lovely Fridays) (completa, 11 tomos)


Cuando yo empecé a comprar manga hace 13 años (que se dice pronto) tenía una visión del mercado infinitamente más limitada de la que tengo ahora. Evidentemente, esto era en parte porque no había tanta variedad como hoy pero el caso es que, para mí, las obras que tenía mi alcance sólo podían venir de las manos de cuatro firmas: Wataru Yoshizumi, CLAMP, Yuu Watase o, mi predilecta, Arina Tanemura. Mientras que en España hemos disfrutado del catálogo prácticamente completo de las dos primeras, con la caída en desgracia de Glénat-EDT parece que perdimos la oportunidad de seguir disfrutando de las obras más recientes de las dos últimas. Por supuesto, en mi caso particular, me duele especialmente la ausencia de Arina Tanemura incluso cuando la calidad de sus últimas obras parece severamente comprometida. Editoriales posibles que podrían licenciarla en España: Planeta (se hacen los remolones en los turnos de pregunta pero parece que algo de interés residual hay).

Sukite ii na yo (Say I love you) (en curso, 17 tomos)


Llevo incluyendo este manga en mis porras de licencias desde que abrí el blog (lo he buscado mientras escribía esta entrada eterna, os pongo los enlaces de sendas entradas en 2012, 2014, 2015 y en una entrada de desahogo aleatorio para demostrar que no miento). No entiendo que Ivrea se haya tirado a la piscina antes con otros shôjos como Akuma to Love Song, Kaichou wa Maid-sama o El secreto de Ai (a cada cual más mediocre en mi humilde opinión). Lo han licenciado en Italia, en Francia y en Estados Unidos y, como sigue en curso, aún no pierdo la esperanza de que nos termine llegando. Editoriales posibles que podrían licenciarla en España: Ivrea (con alguno acertaré ni que sea por estadística).

Bonus Track (por las risas)

Akagami no Shirayuki-hime (Shirayuki aux cheveux rouges) (en curso, 16 tomos)


¿Qué voy a decir a estas alturas de este manga que no haya dicho ya? En fin, que lo quiero y que jamás lo van a publicar aquí. Editoriales posibles que podrían licenciarla en España: NINGUNA X'D (a la que termine con Piece cae sí o sí).

Aozora Yell (Un amour en fanfare) (serie completa, 19 tomos)


Y, para terminar, un manga sobre una chica que entra en la banda de música del instituto, de 19 tomos, de la autora de la anunciada y nunca publicada Highschool DebutEditoriales posibles que podrían licenciarla en España: ninguna de nuevo, diría Planeta por aquello de que en algún momento pretendió traer HSD, o quizá Ivrea por Ore Monogatari... pero realmente no confío en ninguna.

¡Y hasta aquí el listado para 2017! La verdad es que me ha quedado una entrada mucho más larga de lo que esperaba y eso que, como siempre, me dejo muchos títulos en el tintero... pero tampoco es plan de saturar. ¿Cuáles son vuestras apuestas para este año? ¿Creéis que licenciarán alguno de los mangas que he citado en esta entrada? ¡Contadme!

martes, 24 de enero de 2017

Cerezas y setas

Como de momento no os estáis quejando de esto de reseñar los tomos de un mismo manga de tres en tres en lugar de de uno en uno o de, simplemente, esperarme a terminarlo para hacer una reseña completa, voy a seguir con el experimento mientras se me acumulen tantos tomos seguidos... Total, de uno en uno no suelo saber qué decir y acabo escribiendo aburridas sinopsis con un mínimo de opinión personal y si me esperara a que terminase un manga para hablar de él en el blog publicaría todavía menos que ahora y se me olvidarían muchos pequeños detalles...


Siempre que hablo de Pequeñas Mentiras Piadosas acabo diciendo lo mismo: que si la trama no avanza, que si ya van muchos tomos, que si los protagonistas están siempre discutiendo, que si son todos como críos... Y sí que es verdad que la autora se lo sigue tomando todo con mucha calma, dilatando innecesariamente una historia que se podría haber contado con la mitad de tomos, dando bandazos con una narración no-lineal que no aporta nada a parte de confundir al personal. Y sí, los protagonistas son insufribles, Aki es un niño prodigio crecidito sin autoestima ni empatía y celoso hasta decir basta, Shinya es un amargado asocial demasiado orgulloso que no sabe lo que quiere, Seta es desesperadamente ingenua e infantil... y paro aquí para no darle un repaso a todos los personajes porque no se salva ni uno.


Pero, a pesar de todas sus carencias, no os puedo negar que me lo paso bien leyendo los tomos de este shojo, que no puedo evitar encariñarme con los personajes a pesar de todos sus defectos, que Seta suele arrancarme alguna sonrisa con su idealismo. Aunque Seta y Aki no avancen ni a tiros, sí hay otras relaciones interpersonales que se desarrollan inusitadamente en estos tomos como, por ejemplo, el turbulento romance entre Shinya y Nagahara o la complicada relación entre Shinya y Aki que se respetan profesionalmente pero cuyas circunstancias personales siempre les han impedido forjar una amistad.


Quizá porque el final empieza a acercarse, la trama también da un salto cualitativo a muchos niveles. Lo más importante de todo es que nos deshacemos ¡al fin! de Terada (So no sigas saliendo con ella por favor que no podría ser más tóxica), que llevaba haciéndoles la vida imposible a Mush & CO desde hace varios (demasiados) tomos. Lo que más me ha gustado del asunto es la confrontación directa de Seta con ella, es raro ver una protagonista femenina tan segura de sí misma, y más especialmente, en el terreno profesional. Aunque lo que más me ha sorprendido es la frialdad con la que la tratan los miembros de Crude Play, que incluso hablan de su potencial suicidio como si no fuera la cosa con ellos.


Y algo que ya se había empezado a desarrollar en tomos anteriores y que cada vez toma más relevancia es el evidente abismo entre aquellos personajes que tienen un talento natural para la música como Seta o Aki y los que, por muy amigos, amables y/o guapos que sean, no (casi todos los demás). Y la clave de esto está en que la autora lo desarrolla de forma paralela tanto para Mush & Co como para Crude Play. Sus integrantes menos habilidosos con sus respectivos instrumentos tienen que enfrentarse a la realidad y asumir que deberán abandonar el mundillo o resignarse al playback hasta que su carrera musical termine y se vean sin estudios con una mano delante y la otra detrás. Ya que no avanza mucho con los protagonistas al menos se agradece que desarrolle un poquitín a secundarios de Crude Play y que no los tenga ahí sólo de relleno porque si no no sería una boy band...

Ahora que sé que el manga terminará en unos pocos tomos (unos siete más creo, que parecen muchos pero como no pasa nada nunca...) los leo con muchas más ganas; aunque no con más esperanza porque la historia no muestra signos de ir a mejorar. Aún me sorprende la variabilidad de Kotomi Aoki entre la genialidad de Secretos del Corazón, la atrocidad de Lazos Prohibidos y esta copia barata, superficial e insulsa de Nana que es Pequeñas Mentiras Piadosas.

martes, 17 de enero de 2017

La música de Marie

Usamaru Furuya es un mangaka relativamente prolífico cuya obra parece estar en auge en el mercado español al haberse anunciado en los últimos meses cuatro de sus títulos repartidos en tres editoriales distintas: Autasasinofilia y la tantas veces rumoreada 51 maneras de proteger a tu novia por parte de Ponent Mon; Innocents Shônen Juujigun de manos de ECC; y, por último, la que me ocupa en la reseña de hoy: La música de Marie, en una flamante (¡y dorada!) edición integral de Milky Way Ediciones. Ya comenté cuando leí El club del suicidio que ni me atrae Hikari Club ni me gustó la adaptación de la película; fue por eso que ni me acerqué a Happiness, que, por otra parte, tampoco cosechó muy buenas críticas... Pero con Singing Music of Marie ha sido totalmente diferente. Ya desde que anunciaran la licencia me llamó la atención por la extraña temática y entre las viñetas sueltas en la red y sus recomendadores acérrimos me acabé de decidir.


Pippi y Kai viven en la ciudad industrial de Gil, en la Tierra de Pirito, habitada casi exclusivamente por técnicos e inventores. Pirito sólo es una más de las múltiples islas del mundo, cada una de las cuales se especializa en un tipo de producción o industria. Los habitantes de Pirito se dedican a la producción de máquinas y otros ingenios, no conocen ningún sentimiento negativo y viven en un estado de alegría constante gracias a la música de Marie, una diosa mecánica que orbita el mundo y apacigua los corazones humanos. Kai es célebre entre los habitantes de la ciudad industrial de Gil debido a su capacidad auditiva sobrehumana que le permite detectar e identificar el más nimio sonido, habilidad que explota para localizar vetas subterráneas y depósitos naturales de agua. Pippi está absolutamente encandilada con Kai desde que se conocieron de niños pero el chico no parece prestarle la más mínima atención... al menos no cuando Marie está a la vista suspendida en el cielo.

La música de Marie es un manga con muchísima enjundia ofreciendo una lectura densa y repleta de detalles al lector. Usamaru Furuya da rienda suelta a su imaginación y se despacha a gusto creando un mundo multifacético en el que no faltan ni folclore, ni religión, ni vestimentas, ni costumbres particulares que identifiquen a los habitantes de Pirito. Dejando momentáneamente de lado la trama principal, que es una maravilla, este manga resultaría una lectura interesante meramente por todos esos detalles que caracterizan el mundo de la obra. Está este cómic repleto de todo tipo de artilugios dibujados con mimo y precisión. En mi línea, he disfrutado sobremanera de todas las descripciones que se ofrecen sobre el sistema de trueque establecido entre las islas, de las distintas concepciones del matrimonio y la familia que tienen lugar en cada una y, sobre todo, de la (no) diversidad religiosa. Está Furuya especialmente acertado en la visión que los habitantes de cada isla tienen de lo divino, al abarcar tantas formas de entender una misma religión, de forma similar a cómo ocurre en nuestra realidad pero yendo más allá.


La relación entre Pippi y Kai es turbadora y se va enrareciendo conforme avanza la trama. Desde el principio, la excentricidad de Pippi y la indolencia de Kai no parecen combinar muy bien, estando su relación continuamente eclipsada por la sombra gigantesca de Marie. Pippi es tremendamente infantil y toda su vida parece girar en torno a su amor obsesivo por Kai mientras que éste recorre las calles de Gil como un fantasma sin acabar de integrarse nunca del todo en la ciudad obsesionado a su vez por la diosa todopoderosa. El resto de personajes no tienen apenas protagonismo y figuran por las páginas de La música de Marie tan sólo como pretextos para ilustrar las costumbres de Pirito y las distintas instalaciones de la ciudad industrial. De hecho, me ha sorprendido mucho la ausencia casi total de personajes femeninos en toda la obra; a excepción de Pippi (la carismática protagonista) y Marie (que no sé si considerar o no como personaje) tan sólo aparecen dos mujeres más, la madre de la primera y una chica aleatoria simplemente porque el autor quería ilustrar cómo son las bodas en Pirito. Me ha herido especialmente este hecho al estar escenificada la trama en la isla especializada en ingeniería ya que no dejan de salir inventores por todas partes, todos hombres por supuesto. De hecho, Pippi parece ser el único personaje que no tiene oficio ni beneficio... 

... a parte de dar la nota digo
De la trama en sí no quiero revelar demasiado para que podáis disfrutar tanto de ella como lo he hecho yo que, en realidad, me lancé sin tener ni idea de lo que me iba a encontrar (como siempre vaya). Como quizá hayáis deducido, no se trata de una obra eminentemente de acción, y con tantas explicaciones de cómo funcionan las cosas (que el autor no ha intentado camuflar de ninguna manera) la lectura puede hacerse farragosa. Lo mismo digo del ritmo narrativo, ralentizado por la voluntad contemplativa de Kai y anécdotas salteadas que son necesarias para sentar los pilares del argumento pero que alargan la difusa introducción. Eso sí, dejar el tomo a medio leer se convierte en una ardua tarea una vez propasado el ecuador de la historia, avisados estáis.

El arte de Furuya contribuye definitivamente a esa lectura inquieta, con una imaginería a caballo entre el arte medieval —puntiagudo, oscuro, exagerado y rígido—, y el surrealismo, con composiciones estrafalarias que (me) recuerdan a las esferas flotantes de Magritte. Me da la sensación de que le pone muchas ganas a los artilugios pero que los fondos se le resisten y, más que otra cosa, que es muy difícil plasmar en el papel las ocurrencias imposibles que se le pasan por la cabeza al entrar en el terreno de lo onírico y lo sobrenatural. Mención a parte se merecen los ropajes de los personajes y sus trajes ceremoniales, a cada cual más estrafalario aunque con inevitables reminiscencias a la moda actual. No quiero acabar la reseña sin felicitar a la excelente edición ya que no era para nada consciente de las páginas a color, sobrecubierta con tintes dorados, casi el triple de páginas que un tomo estándar y el consabido punto de libro (sólo si se compra online directamente en la tienda de MW) que me iba a encontrar por tan sólo 15€.


La música de Marie me parece una lectura para recomendar a todo el mundo. Los que no hayáis querido catar antes a Furuya por su fama como forofo del gore, no os preocupéis porque no encontraréis nada de eso aquí. En un tomo único (grueso, eso sí) el autor explora la amistad, el amor romántico, la sexualidad, la religión, la moral, la diversidad, la libertad... es un abordaje completo de... no sé, la humanidad. Dadle una oportunidad y, si lo hacéis, ¡decidme qué os ha parecido! Personalmente, estoy muy satisfecha, así que aprovecho para darle las gracias a Javi por la recomendación.

sábado, 7 de enero de 2017

Yuri!!! on Ice

Ya sabéis que no soy muy dada al anime, hace más de cinco años que empecé con el blog y en todo ese tiempo sólo he visto Madoka Magica y Baccano! (que no, no he reseñado porque soy una hereje), sin contar películas de animación. No vi Free! ni Haikyu!! ni ningún anime basado en manga que me gusten mucho como Akagami no Shirayuki-hime (lo de los signos de exclamación en los títulos de anime me parece, cuanto menos, preocupante). Pero el fenómeno Yuri!!! on Ice ha sido TAN masivo, sufrí TAL aluvión de inputs sobre esta serie que después de ver ciertos (falsos) spoilers de algo que (no) sucede en el séptimo capítulo (y que he incluido con toda maldad al final de la entrada así que si por algún milagro os habéis librado hasta ahora de los millones de gifs de este anime que pululan por todas las redes sociales... quizá mejor no leer la reseña) ya no me pude resistir más... convencida de que no era queerbait ni delirio de fujoshi que ve a un hombre preocuparse por otro y ya asume que son pareja. Y aquí viene la pregunta del año ¿es queerbait Yuri!!! on Ice?


Yuri Katsuki es el mejor patinador sobre hielo de Japón. Sin embargo, tras quedar en última posición en el Grand Prix, se viene abajo y decide volver a su ciudad natal, Hasetsu, tras pasar varios años entrenando en Estados Unidos. A pesar de no sentirse con fuerzas para seguir compitiendo en un campo en el que siente que ha fracasado estrepitosamente, el patinaje sobre hielo sigue siendo su mayor pasión así que por muy en baja forma que esté, prácticamente lo primero que hace al regresar a su hogar es irse a patinar a las tantas de la noche. Con lo que no contaba al emular a su ídolo y mejor patinador del mundo Victor Nikiforov en la pista de hielo, es que le grabaran en secreto y filtraran el vídeo a las redes sociales... iniciando una cadena de eventos de lo más surrealista.


Porque este anime es eso: surrealista. Que no por ello ha dejado de gustarme pero creo que es necesario dejarlo claro desde el principio. Entendedme, los anime nunca se han caracterizado, ni lo harán, por su verosimilitud pero Yuri on Ice hace un compendio demasiado completo de todas las idas de olla de las que tanto gustan los animadores nipones. Empezando por personajes que no tienen ningún tipo de sentido común y/o profundidad. Los únicos personajes con un mínimo desarrollo son los dos Yuri, ni siquiera me atrevo a mencionar a Victor aquí porque su conducta, diálogos y decisiones siempre me parecen de lo más erráticos.



Yuri!!! on Ice tiene muchas cosas que me han hecho seguir el anime semana a semana con ganas. La primera es muy obvia: trata sobre patinaje artístico sobre hielo. Que es un deporte que nunca he seguido (igual que no sigo ningún deporte) pero que siempre me ha llamado la atención. He disfrutado mucho con las coreografías, saltos y estrategias varias en función de los puntos fuertes y débiles de cada patinador. Que, por cierto, está muy bien teniendo en cuenta que casi toda la temporada consiste en las actuaciones de cada personaje una detrás de la otra, capítulo tras capítulo, salvo contadas excepciones. Además, por mucho que se trate de un spokon (anime centrado en un deporte), se aleja notablemente de las normas que suelen regir este género al no ser el patinaje un deporte de equipo, sino en solitario, dónde tu mayor enemigo eres tú mismo... y el nivel de autoexigencia es demencial. Aún así, o precisamente por ello, la competitividad entre los distintos patinadores es súper sana y eso siempre saca una sonrisa (¡Phichit!).


A conjunción con el tema central del patinaje viene la maravillosa banda sonora, que tengo favoriteada en Spotify desde que vi el primer capítulo. Estoy especialmente enamorada de los temas que forman parte del programa de Yuri (Katsuki); de hecho, Yuri on Ice (la melodía, no la serie en sí) la tengo en la playlist que uso para correr. Todas las melodías que suenan en este anime tienen muchísima energía contenida y evocan un montón de emociones... ayudan a vivir cada una de las performance que aparecen, incluso aunque hayas visto la misma coreografía ocho veces ya, te sigue emocionando como la primera vez. Y lo mismo puedo decir del opening y el ending, que son los típicos minutos de más que los espectadores se saltan para ir directamente al episodio en sí y que, en este caso, podría ver en bucle durante un buen rato sin cansarme.


En cuanto a lo que va más allá del patinaje... el trastorno de ansiedad es un protagonista más de este anime. Existen artículos de opinión online donde se desgrana paso a paso el trastorno de Yuri, cómo lidia con él, y cómo el hecho de que, en general, sea él el narrador de los acontecimientos, desdibuja la realidad y nos incita a hacernos una idea equivocada de lo que sucede. Yuri está sometido a mucho estrés, se toma muy en serio su profesión, ha alcanzado una edad peligrosa en el mundo del patinaje competitivo (25 años) y no se conforma, ni mucho menos, con ser finalista de un campeonato mundial, él aspira a ganar, a ser el mejor. Los guionistas se han esmerado en reflejar cómo su inestabilidad mental es su mayor hándicap, mucho más que los requerimientos físicos o técnicos de las coreografías que le diseña Victor. Por eso precisamente necesita apoyo emocional, de su familia, de sus amigos y de su entrenador también claro.


Dicho todo esto me toca volver a la pregunta ¿retórica? que me hacía al principio de la entrada: ¿es queerbait Yuri!!! on Ice? Pues yo diría que sí, aunque no con mucho convencimiento. La serie es tan ambigua con el tema que las opiniones de los fans van desde la creencia firme de que Victor y Yuri son pareja de facto, que su relación es canon y que está claramente representada en múltiples ocasiones a los que defienden que esas no son más que interpretaciones muy libres de ciertas escenas en las que nunca llega a haber ninguna representación explícita de un posible romance entre entrenador y patinador. La escena más controversa al respecto es la que, de hecho, me hizo animarme en su momento a probar suerte con un anime después de tantos años en vista de que parecía una representación sin peros de una relación homosexual en un anime de deporte nada menos.


¡O un abrazo/placaje!
Esta escena es inmeditamente posterior a la de arriba y la veo mucho más amorosa
La serie da suficientes indicios como para que quede muy claro que hay una relación pero, si la hay, es una relación fantasma, que existe pero no se ve. Los personajes se van de compras juntos (podrían ser amigos), viven "juntos" (Yurio también vive con sus entrenadores), bromean sobre casarse (¡bromean!), se pasan el día abrazándose (no vamos a ser tan retrógrados como para decir que si dos hombres se abrazan son gays, ¿no?) y Yuri se llena la boca enseguida hablando del amor y cómo "quiere" a Victor (eso ya es más evidente) pero ninguna de estas es reflejo fidedigno de una relación (por mucho que nos duela) y, en cualquier caso, excepto cuando Yuri trata de seducir a Victor (¿o a la audiencia y los jueces?) con su Eros, nunca dan ninguna señal de sentirse romántica o sexualmente atraídos el uno por el otro (a diferencia de Chris, todo sea dicho de paso). Vamos, soy del parecer que es muy evidente que algo hay entre ellos pero es un algo tan difuso que sólo puede corresponderse con el concepto de queerbait... y es que los guionistas han hecho todas las trampas del mundo para dar a entender muchísimas cosas sin que ninguna suceda de facto en los escasos minutos de cada episodio.


Y ahora, los contras. La animación es espantosa. Pero espantosa hasta tal punto que existe una cuenta de twitter sólo para recopilar capturas de pantalla donde las proporciones anatómicas dan risa. Hay algunas escenas de relleno mostrando al público de las distintas competiciones que copian y pegan varias veces en casi cada capítulo que da vergüenza ajena. Hay escenas ridículas. La mayoría de personajes son una caricatura. Un imbécil que no ha superado la ruptura con su novia y que la stalkea por las redes sociales convencido de que él es el único e inigualable príncipe que se la merece. Un italiano con complejo incestuoso, enamorado de su hermana, posesivo hasta decir basta. Uno que patina meneando el culo y empalmado, dando a entender que se corre cada vez que actúa. Otro que es mero ego con patas.


Pero, aún y con todo, el patinaje, la ansiedad, las competiciones y el romance con muchas comillas dejan siempre paso al humor. Dos tipos de humor, o quizá uno sólo que a veces funciona y otras no tanto. Hay escenas de descarado fanservice (más hacia el principio que hacia el final) donde vemos a Victor innecesariamente desnudo con fuentes estratégicas censurando sus intimidades mientras se da un baño. Los caricaturescos comportamientos que repasaba antes deberían ser graciosos aunque a mí no me lo parezcan. En cambio, las bromas continuas sobre el (sobre)peso de Yuri al empezar la serie o la cena en que se emborrachó para después olvidarlo todo que no se nos revela hasta el décimo episodio se llevaron más de una carcajada por mi parte. 


Yuri!!! on Ice me ha dado gratos momentos de F5 los miércoles por la noche, scrolls muy entretenidos por mi TL, dos o tres canciones para guardar durante mucho tiempo, un renovado interés por el patinaje artístico sobre hielo (Javier Fernández es lo más de lo más y ojalá viviera en Madrid) y muchísimas ganas de llegar a ese próximo nivel que será la segunda temporada dónde no sólo no espero que no la caguen sino que me den todos esos detalles que no me ha dado esta primera... aunque no tenga muchas esperanzas.


PD: Sé que me he pasado con los screenshots y gifs (que harán que esta entrada no se cargue nunca para los que me leéis desde el móvil confiando en los datos que os queden este mes) pero los necesitaba todos y cada uno de ellos para ilustrar la reseña.