Páginas

domingo, 29 de noviembre de 2015

Últimas lecturas [shôjo edition]

Antes de empezar, aprovecho para recordaros que esta entrada puede contener spoilers de los tomos leídos y/o de los anteriores.


Empiezo con Aoha Ride #6, el shôjo del momento. Creo que Kominato (un poco más abajo) resume en una sola frase, o quizá en un solo adjetivo, mi opinión sobre este tomo. De acuerdo con la traducción/adaptación de Ivrea, Kou es sencillamente gilipollas. Aoha Ride no es un buen manga para leer tomo a tomo porque no solo se lee en un segundo sino que apenas ocurre nada, sin ir más lejos este sexto tomo abarca un solo día en el que todo lo que hacen los personajes es correr de un lado para otro echándose miraditas de soslayo y sonrojándose. Por si no teníamos suficiente con Kikuchi formando el triángulo amoroso, ahora entra también Narumi para complicar las cosas todavía más (que si no el manga no llegaría a los trece tomos). Puedo entender que Kou sienta una mezcla de compasión y responsabilidad hacia Narumi debido a su similar situación familiar, puedo hasta entender que ponga los sentimientos de su amiga por encima de los suyos propios pero lo que me saca de mis casillas es que vaya por la vida besando a Futaba para luego darle calabazas de una forma tan ruin. Kikuchi empieza a recordarme mucho a Ken (No soy un ángel).



Por otro lado continúo al fin con la lectura de Pequeñas Mentiras Piadosas, cuyo tomo #12 se mantiene en el estancamiento habitual de la trama. El equipo de Mush & Co. celebra el éxito del sabotaje al playback, Mari lloriquea porque es consciente de que ha quedado en evidencia, Takagi es tan odioso como siempre y, por supuesto, Riko y Aki están medio peleados todo el tomo. Mira que tengo que haber leído shôjos en mi vida pero no recuerdo ninguna pareja que tras tantos tomos después de empezar a salir haya hecho tan pocos progresos en su relación y, además, no haga otra cosa que discutir constantemente por todo. A ratos me mosquean bastante pero la verdad es que me encanta la personalidad de ambos: Seta es tan auténtica que siempre te está sacando sonrisas y Aki es un inmaduro pero, a su modo, es adorable. Sus escenas con Shun, de amistad pura, le dan un plus a la historia; Pequeñas Mentiras Piadosas se aleja mucho de la típica estructura de shôjo de instituto en que la protagonista femenina suele tener, como mínimo, una mejor amiga, ¿será que Seta no se entiende con las chicas de su edad? Especialmente coherente veo el dilema de Yuu y el sermón que le echa su padre, si no tienes talento y te amparas en el vozarrón de Riko, al menos has de ser consciente de que tu paso por el mundo de la música va a ser más bien breve.


Y, en tercer lugar, y limitada como siempre por la publicación de shôjo en este país, os introduzco también Liselotte et la forêt des sorcières, el nuevo manga de Natsuki Takaya, que he empezado a comprar en francés (aunque está en stand by en Japón desde no se sabe pero soy así de masoquista). Estoy contenta porque parece que le estoy cogiendo el tranquillo al idioma y no he tenido que tirar de diccionario para leerlo. Sobre la historia... siguiendo la estela de Tohru (Fruits Basket) y Sakuya (La melodía de las estrellas), Liselotte es una Mary Sue de manual: siempre sonriente, siempre pensando bien de los demás, con la cabeza en las nubes. Personalmente, este tipo de personajes me cansan un poco porque no los veo reales y me cuesta más meterme en su piel (carecen de conflictos internos con los que pueda empatizar) pero, en general, son agradables para leer de forma relajada. La historia es muy sencilla y la propia autora dice que no tiene prisa en desarrollarla... tan poca prisa tiene que ni sé cuándo salió el último tomo en Japón y ya se ha puesto en marcha con la secuela de Fruits Basket. Aún así, ya en el primer tomo se deja entrever un pasado muy trágico de la protagonista (que si no, no sería la protagonista de un manga de Natsuki Takaya) en el que espero que se profundice más adelante porque me he quedado con las ganas de leer algo con un matiz más psicológico, que emule su obra principal, que fue con la que me enamoré de la mangaka.


Y como Aoha Ride no es un buen manga para leer tomo a tomo, acto seguido cayeron estos tres (y más que habría leído si los hubiese tenido en casa). Por un lado, la eterna ambigüedad entre Futaba y Kou por fin llega a su fin Kikuchi mediante, que se arma de valor y se declara al fin. Por otro lado, Kou finalmente se da cuenta de que estar con Narumi no hace más que perjudicarle así que "corta" con ella (aunque no estaban saliendo juntos tampoco pero en fin) pero tarda tanto en hacerlo que para cuando pretende declararse, Futaba ya ha tomado la determinación de pasar página a base de salir con Kikuchi, una decisión muy cuestionable y moralmente dudosa teniendo en cuenta que, aunque no lo quiera aceptar, es evidente que sigue enamorada de Kou... y que actuando así no va a conseguir otra cosa que herir a Kikuchi. Es una evolución de la trama previsible, que he leído incontables veces en otras obras del género y que me desespera bastante. De todas formas, Futaba ya se había ganado mi antipatía previamente cuando, después de que Kou le dé calabazas "oficialmente" se propone ser más femenina a base de adelgazar, maquillarse, comportarse como una señorita... vamos, pretender que es otra persona de la que, en cualquier caso, ni Kikuchi ni Kou se habrían enamorado.


De estos tres tomos, me he entretenido mucho más con las tramas de los secundarios que con la principal. En primer lugar, Shuuko, que comete una temeridad que podría haberle pasado factura tanto a ella como a Yoichi. Es un acto imprudente a fin de cuentas propio de una adolescente que, sin embargo, le ayuda a madurar y a dejar atrás una relación que no tenía ningún futuro ya antes de comenzar siquiera (o no, que aún quedan cuatro tomos y puede pasar de todo). Y, hablando de Yoichi, hace un comentario muy acertado que podéis leer en la viñeta inferior: tiene que comportarse como un adulto; es una obligación en lugar de algo fluido o natural, ser mayor de edad, tener una carrera o firmar un contrato laboral no te confiere madurez, sino una barrera invisible que convierte en ilícitos ciertos comportamientos a los que antes ni siquiera prestabas atención.


Aunque es Yuuri la que da la sorpresa, combatiendo ferozmente por los sentimientos de Futaba, intentando impedir (sin mucho éxito) que Kikuchi se acerque a ella y, finalmente, enamorándose de Uchimiya. Algo que agradezco mucho de Aoha Ride es que la autora da espacio para desarrollar tanto la amistad entre Kou y Kominato como la de Ando con sus amigos, tanto es así que no se limita a breves conversaciones aleatorias sino que incluso los hace pelear; es una lástima que la amistad masculina se suela ignorar tanto en el shôjo.

PD: Tanto Norma como ECC como Planeta dieron a entender que tienen pensado publicar algo de shôjo de cara al año que viene, ¿dejará de monopolizar Ivrea mis entradas sobre lecturas shôjo? Antes por lo menos ponía algún que otro título que hubiese comprado en inglés pero están tan caros... y tampoco domino tanto el francés como para empezar a comprar tomos a mansalva... *se va a llorar al rincón*

lunes, 23 de noviembre de 2015

Rituales

Un día antes de su lanzamiento estaba yo comprando ávidamente este cómic sin tener ni idea (ni querer tenerla) de su argumento para conseguir mi ejemplar firmado cuánto antes. Ahora tengo un dibujín fantástico, una reseña por escribir y un tomo con algunas páginas defectuosas que no puedo devolver por motivos evidentes.


Un almacén misterioso cuya puerta no se abre nunca en un tercero sin ascensor, una serie de muertes y actos violentos sin explicación aparente, una versión alternativa y bizarra de la creación del mundo y el cristianismo, una biografía pésima de Caravaggio y mucho más es lo que encontraréis en las páginas de Rituales, todo pivotando en torno a una figurilla muy extraña, con un falo gigante que a todo el mundo le llama la atención...

En la presentación del tebeo, el propio Álvaro Ortiz confesó que se trata de un cómic con tintes autobiográficos. Así, los personajes de Lorenzo, Ernesto Álvarez e Ismael Albero hacen clara alusión al autor y nos muestran su paso por Barcelona, Estocolmo y Roma/Malta respectivamente, aderezando sus experiencias con un poquito (bastante) de ficción, eso sí.


Una anécdota curiosa sobre el proceso creativo de Rituales es que, al terminar con Murderabilia, Álvaro Ortiz se había decidido a dar vida al fin a una historia que quería contar desde hacía tiempo pero, como es un troll en las redes sociales, se dedicó a pregonar que estaba haciendo una novela gráfica sobre Caravaggio. Y, de tanto decirlo, al final le dieron ganas de tirar adelante lo que empezó como una broma... y así se trasladó a Roma siguiendo los pasos del pintor. Sin embargo, en cierto momento se dio cuenta de que no iba a ser capaz de hacerle justicia a la vida del artista por lo que volvió a su proyecto inicial que, sin embargo, acabó bebiendo de este viaje. Como decía Daniel Ausente en la presentación, Rituales es un cómic cojonudo pero como biografía de Caravaggio... ¡deja mucho que desear!

Si bien todos estaremos de acuerdo en que el eje principal de Rituales son las figurillas de falos enormes que aparecen de uno u otro modo en todas las historias, incógnita que empuja al lector a pasar páginas tras página, no se nos desvela apenas nada de ellas en todo el cómic. Aunque el cómic esté compuesto por su buena decena de historias independientes y que, por lo tanto, cada uno de sus protagonistas tenga un número más bien reducido de páginas para desarrollarse, esto no limita en nada al autor que, como comentaba también en la presentación, donde otros autores abarcan tres páginas, él solo necesita una para contar lo mismo (los cielos en las viñetas están sobrevalorados).


A pesar de las múltiples escenas sádicas que incluyen decapitaciones, licuefacciones y tiroteos, entre otros, tengo que decir que iba leyéndolo en el bus de vuelta a casa y se me iban escapando sonrisas y alguna que otro carcajada disimulada con el humor sutil de Álvaro que se limita a retratar a sus personajes con frases que se dicen sin la intención de hacer reír pero que son hilarantes como poco para el lector. También la desdicha y mala suerte de los personajes resulta cómica, al igual que la parodia que hace el autor de sí mismo mediante uno de sus alter ego (y todos ellos en realidad): «Fue un autor sobrevaloradísimo».


Algo que ya percibí tanto en Cenizas como en Murderabilia pero que se ve especialmente reforzado en Rituales por su naturaleza episódica es la necesidad de su autor de meter referencias constantes tanto literarias como históricas como sencillamente anecdóticas que salpican toda su obra. Lo considero ya marca Álvaro Ortiz y es, de hecho, una de las particularidades de sus cómics que más disfruto. Alguno de vosotros podría venir ahora y decirme lo poco original que es llenar tus obras de referencias ajenas y hacer girar el interés de tu cómic alrededor de ideas que no son tuyas pero nada más lejos de la realidad, aunque el autor se sirva de esta suerte de referencias en todos o casi todos los capítulos, su capacidad inventiva, sádica, humorística y surrealista es la que, al final, se lleva la voz cantante (y que os dejará con ganas de más).

De todas formas, es gracias a estas referencias que leer un cómic de Álvaro ofrece mucho más que el placer inmediato y a menudo efímero de la lectura sino que te proporciona montones de datos que desconocías animándote a buscar más información sobre el tema (búsqueda inicialmente motivada por la duda de si lo que se refleja en las viñetas es cierto o no ya que al autor le gusta mezclar realidad con ficción continuamente con lo que uno nunca puede estar seguro de qué es cierto y qué es pura invención). El autor comenta que, en algún momento, hasta se planteó escribir una enciclopedia pero que desistió por la carga de trabajo de investigación que conllevaría, yo no pierdo la esperanza de que nos brinde con una Breve historia de la cremación algún día.


Y, hablando de referencias, el autor ha hecho un tremendo trabajo de documentación para representar de forma fidedigna todos los escenarios que aparecen en Rituales ya que, a diferencia de en sus cómics anteriores, se trata de localizaciones reales. La cantidad de detalles de los que dota a cada una de sus miles de viñetas se aproxima, como él mismo reconoce, al horror vacui.

Tantas historias cortas presentadas de forma sucesiva, ¿están entrelazadas? ¿hay un gran final catártico en el que todos los cabos sueltos cobran sentido? Podéis jugar a buscar las conexiones entre historias a medida que vais leyendo el tomo, están ahí, solo hay que estar un poquito atento. Llegado cierto punto uno se pregunta si prefiere un final cerrado donde el misterio de las estatuillas pierda inevitablemente su magia o si es mejor disfrutar de la lectura surrealista e impredecible de los distintos capítulos que en lugar de quedar conectados entre ellos al finalizar el tomo, lo estaban desde el principio.


Para terminar con la reseña, os dejo una foto de la firma con dibujo que me hizo Álvaro Ortiz durante la presentación del cómic en Barcelona. Como siempre me da la sensación de no haber sabido captar la esencia de este cómic, de su juventud desilusionada que empieza con aspiraciones de escribir una novela, trabajar en una galería de arte o dedicarse a la pintura pero que acaba indudablemente trabajando de camarero ya sea en una cafetería, una hamburguesería o un kebab; del tedio de matrimonios que se sustentan por inercia y de la frustración sexual de institutrices que no han logrado casarse. Solo me falta leer La señora de Mellyn, de Victoria Holt.

sábado, 21 de noviembre de 2015

Crónica salonera (II): Sábado 31

Como todos los años, el sábado fue el día fuerte de salón con las entradas para este día agotadas desde dos semanas antes de que comenzase el evento. Yo llegué poco después de las 10 y me fui a eso de las 20 con lo que estuve casi todo el día ahí metida.


Al entrar, fui directamente a la sala de actos 1 (Fran me había guardado sitio) donde pillé el turno de preguntas de la presentación de novedades de ECC que, por cierto, fue a toda pastilla con todos los anuncios en apenas diez minutos, que es lo que yo tardé en llegar... Podéis encontrar las licencias anunciadas por ECC en cualquier portal de información sobre manga; personalmente, me intriga Chiisakobee, máxime cuando es serie cerrada con cuatro tomitos, ¿la conocíais de antes? ¿me la recomendáis?

Aunque la presentación de ECC terminó a eso de las 10:30 y el encuentro con los fans de Inio Asano no empezaba hasta las 11, nos quedamos calentando la silla para no perder el sitio (y bien que hicimos). Creo que ha sido la primera vez que he ido a un encuentro de este tipo (en otras ediciones he priorizado firmas y presentaciones de novedades o no me he querido quedar por la pésima acústica) y la verdad es que lo disfruté muchísimo. Aunque parezca mentira parece que fui la única persona que retransmitió la "entrevista" vía twitter, supongo que los medios periodísticos tuvieron más que suficiente con sus entrevistas privadas al autor como para tener ningún interés en las preguntas tópicas de los fans...

En cualquier caso, aprovecho que estuve presente para resumiros lo que a mí me pareció más interesante del encuentro. Para empezar, me sorprendió mucho descubrir que Inio Asano debutó creando comedia y que fue su editor de entonces el que le cortó las alas recomendándole otros géneros. Más adelante en la entrevista hizo referencia a este momento como un punto de inflexión en su carrera y como la primera gran decepción y la primera barrera con la que se topó, que le desmotivaron bastante. Pero, con el tiempo, ha llegado a la conclusión de que no vale la pena obsesionarse con los reveses que te da la vida y ese mensaje de superación, de levantarse después de caerse, es el que quiere reflejar (en parte) en sus obras.


Esto creo que ya lo comenté por encima en mi reseña pero Oyasumi Punpun es su manga más personal hasta la fecha, con una importante carga autobiográfica. Le conllevó tal esfuerzo mental que, al terminar, quiso hacer algo lo más alejado posible de sí mismo y así es como nació la tremenda ida de olla que es Dededede. Y, por cierto, el "buenas noches" en el título de Punpun no tiene ningún significado profundo, simplemente se lo sugirió el editor porque Punpun a secas quedaba muy soso y añadirle un ganbare era demasiado cutre. En lo que respecta a su "vida personal" (si es que se la puede llamar así), nos contó que escuchar música le ponía muy nervioso porque sentía que debía terminar las páginas o las viñetas antes de que lo hiciesen las canciones así que ha terminado poniéndose programas radiofónicos destinados a la tercera edad (muchas risas aquí). En cuanto a su tiempo libre (¡que lo tiene!) se dedica a perder el tiempo en internet como el resto de humanos, lo que es un consuelo... ¡aún puedpodéis ser unos genios!


Algo de lo que dijo que me gustó mucho fue que el manga es un medio muy amplio, que se puede enfocar de muchas formas distintas, hay muchas maneras de hacer cómic y él precisamente pretende darle la vuelta a todo y conseguir algo realmente nuevo y original cómo sus experimentos en Punpun. Como se refleja bastante bien en sus obras, uno de sus principales focos de interés es la sociedad japonesa y, en especial, el sector joven de la misma. De hecho, algo que le preocupaba de trasladar sus obras a mercados extranjeros como es el nuestro es que como lectores europeos no fuésemos capaces de entender del todo lo que quiere transmitir pero que así a priori, parece que sí lo entendemos. Y ya para acabar, y en cuánto a los finales de sus obras, dijo que no les da demasiada importancia, el punto álgido lo suele colocar en el medio porque por muchos finales felices que hayamos visto/leído, nunca son finales "de verdad" ya que la historia de los personajes siempre va a seguir más allá del punto en que finaliza una novela por lo que, aunque sean felices en ese instante, probablemente dejen de serlo más adelante (aunque nosotros no podamos saberlo).

Cuando terminó el turno de preguntas, participamos en el clásico piedra, papel o tijeras para intentar conseguir un pack de primeros tomos de Punpun y Dededede firmados por el autor (pero eh, los autores japoneses solo pueden firmar láminas) y, evidentemente, perdí en la primera ronda (y me senté como persona honesta que soy). Hasta las cuatro no comenzaba la "nit temàtica" centrada en yokais ofrecida gratuitamente por el Espai Daruma así que tenía unas horas de margen para hacer las compras del salón. Teóricamente iba a haber aprovechado ese rato muerto para ver las exposiciones y hacer las fotos que no pude hacer jueves y viernes pero, por tercer día consecutivo, olvidé cargar la cámara por la noche así que tuve que dejarlo para el domingo.

Merchandising friki, los fluorescentes del techo y mi mano izquierda
Aproveché este rato para ir por primera vez al Palacio 4, saludar en Mision Tokyo donde Deirdre me ofreció un café impagable (¡gracias otra vez por ayudar a mantener mi nueva adicción!) y subir hasta el rincón más recóndito del palacio a ver la exposición de Star Wars (imposible de fotografiar e incluso de apreciar por un tema de iluminación y reflejos) y recoger mi Sextories #3 (que participé en el crowdfunding que lanzaron por verkami hace unos meses). Sigo sin comprender por qué los colocaron tan alejados del resto del salón en un rincón al que difícilmente se podía llegar si no los conocías de antemano... 

En realidad me regalaron también un condón pero no ha podido salir en la foto
Con mi Sextories (y regalitos adjuntos) en mano, me fui directa a Tomodomo donde Fran huyó despavorido y me quedé charlando con Flors Enversa, Hanaoka, Alina, Taki, Laura y Nerea de todo y de nada. Como ya hicieran el año pasado, me acogieron con los brazos abiertos y hasta me alimentaron. Con toda sinceridad admiro la labor que han llevado a cabo Ana y Alina, montando una editorial de la talla de Tomodomo en tan poco tiempo, con licencias tan potentes, ocupando nichos del mercado manga español totalmente ignorados. Para mi regocijo, los compradores no dejaron de inundar el stand durante el rato que pasé allí.


Después de dar por culo durante un rato que creo que excedió por mucho la hora, ¡no me iba a ir sin comprar todas las novedades! El tomo #3 de orange ya lo reseñé, el tomo único bizarro de Junji Ito es de gatos así que tenía que caer sí o sí y con Senpai... me fié del criterio de Hanaoka, que conoce mis gustos. Ya os contaré qué me parecen cuándo saque tiempo para leerlos.


Además, fue en Tomodomo donde empecé con mi adquisición salonera de fanzines. A la izquierda en la foto podéis ver la nounou, de Taki, que lo vendía por 0,80€ y le dejé veinte súper céntimos de propina como reminiscencia a su época trabajando de camarera. A la derecha, un regalo (que aunque hubiese decidido venderlo habría sido un regalo igual pero es que encima los repartía gratis) muy especial de Hanaoka, que no se olvida de Jose y el encargado... para el alivio de sus fans (entre las que me incluyo claro). Antes de marcharme me recomendaron buenas lecturas y buenas compras en la zona fanzinera, que es a dónde me dirigí después.

Mi primera parada fue en Pussy Crazy, grupo capitaneado por Olaya Valle y Noiry donde compré muy felizmente un spin-off de Underdog y otro de Abogada Soltera, un webcómic que empezó recientemente en la plataforma subcultura. Aproveché la ocasión para poder repetirle a Noiry, esta vez cara a cara, lo mucho que aprecio que tenga la determinación de continuar con Herem y me dijo que tiene pensado sacar un volumen integral que incluya ambos tomos cuando termine la historia así que estoy expectante. Además de los dos fanzines, me obsequiaron con el horario de una mezquita que recibieron por accidente... problemas a los que te expones cuando imprimes a distancia (?).

La lastimica es que no me firmaron los fanzines... T^T
Por indicación de Hanaoka fui también a un stand inmenso que estaba en el mismo lateral del pabellón que el islote de fanzines y el stand de Tomodomo: Pink! Allí se podía encontrar una muestra bastísima de ilustraciones preciosas a modo de postales, pósters y, de hecho, libros de ilustraciones; también tenían cómics. En realidad, pasé por este mismo stand el jueves pero me resistí a la tentación de comprar de todo porque hace años que me di cuenta de que no tiene ningún sentido seguir comprando pósters y merchandising del estilo porque tengo toda la habitación empapelada y ya no me caben más cosas... mal que me pese (en los cómics no me fijé esa primera vez). El caso es que, para mi sorpresa, en ese stand podía encontrar la versión en papel (ya sabéis que soy una esnifa-libros) de Café Amargo (uno más de los webcómics que sigo en subcultura y que aún no he reseñado en el blog) y, mejor aún, ¡a su autora! Así que me compré sin dudarlo el primer tomo de Café Amargo y un cómic autoconclusivo titulado Estrellas de la pampa cuya sinopsis me llamó la atención para bien. Pía fue muy amable y me regaló el librito de bocetos que se puede ver en la foto y las pegatinas. Resulta que eran seis autoras que venían nada más y nada menos que desde Chile... me entero con dos semanas de retraso de que si hubiese hecho preventa de Café Amargo ahora tendría un dibujo en el interior... y la verdad es que me arrepiento de no haberles comprado más cosas. ¡Espero que vuelvan a venir el año que viene!

¡Pegatinas monísimas de regalo!
Pero aún me faltaba una compra fanzinera más, de un cómic en cierto modo experimental del que ya os hablé hace unas semanas: Gochisou, de la mano de cinco autoras noveles de la Escuela Joso que crearon sus historias en Japón. Tanto es así que el tomito se podía comprar tanto en japonés como en español pero ya imaginaréis por qué idioma me decanté yo. La única lástima es que no conseguí ninguna firma... aunque bueno, supongo que era por seguir la tónica austera de este salón.


En parte porque me llamaban bastante la atención Les Nits Temàtiques del Espai Daruma, en parte porque me encanta la mitología, y en parte porque quería hacerle boicot a Planeta, me fui a las cuatro a la charla sobre yokai dirigida por Oriol Estrada y Gerard. La verdad es que casi me quedo sin poder asistir porque en mi inopia general del salón, no me enteré de que había que apuntarse con antelación y ya no quedaban plazas pero, como suele pasar cuando algo es gratis, muchos de los que se habían apuntado no asistieron así que dejaron pasar a los que estábamos esperando "fuera". Empezó Oriol con una introducción general a supersticiones japonesas: no escribas tu nombre en rojo, aléjate del número 4, no dejes clavados los palillos en el arroz de forma vertical... casi todas relacionadas de una u otra forma con la muerte. Acto seguido, le tocó el turno a Gerard, que nos relató el origen del mundo según el sintoísmo para que pudiésemos comprender cuál es el origen mitológico de los yokai. Mientras que Oriol buscaba continuamente la risa y atención de los asistentes (bromas unas más acertadas que otras), Gerard hizo gala de un amplio y denso conocimiento sobre el tema principal de la charla aunque, desgraciadamente, no era tan buen orador y aunque todo lo que dijo fue muy interesante, no dio demasiado tiempo a asimilarlo. Se dedicó a enumerar de forma mecánica yokai tras yokai con una breve descripción de su origen y de sus poderes. De todo lo que dijo (que fue mucho, os lo aseguro) os puedo resumir que las mujeres no tenemos muy buena fama en la mitología japonesa (¡qué inesperado!) y que hay que ir con cuidado con los objetos de la casa en desuso durante muchos (muchos) años.


Quizá lo que me dejó más descolocada fue una suerte de documental de un señor inglés que se fue a Japón para pescar un... kappa. Ahora sé que en los ríos japoneses habita una salamandra gigante que, si te descuidas, te arranca los dedos de la mano de un mordisco. Aunque se supone que estoy tratando de comprar menos y de no empezar nuevos manga... lo cierto es que me dieron muchas ganas de hacerme tanto Nura, el Señor de los Yokai como Kitaro, veremos si acabo cayendo en la tentación.


Como la charla terminó antes de lo previsto, aún me dio tiempo a asistir a la ronda de preguntas a Planeta (apenas ninguna licencia interesante para mí por cierto) y, menos mal, porque así pude ser testigo del zas en toda la boca que le hizo una aficionada al editor Ignasi Estapé. Esta chica se limitó a preguntar si la estrategia de Planeta de sacar los primeros tomos de muchos de sus títulos a 1,95€ (incluyendo Naruto, One Piece, Tegami Bachi, Magi...) pensaban aplicarla también a su amplio abanico de licencias (antiguas, se sobreentiende) shôjo. El quid de la cuestión era que sería una esplendida forma de conseguir nuevos lectores para títulos actualmente parados de forma indefinida (limbo en el que se encuentran Otomen y Llegando a Ti, entre otros) de manera que quizá podría resucitar estos títulos abandonados por la editorial. Sin embargo, Ignasi no la dejó terminar su pregunta asumiendo de forma inmediata que si sugería esto era porque ella misma quería poder comprar estos tomos a precio reducido en un alarde de grosería al que esta lectora le contestó, sin pensar: «no hace falta que vayas tan de sobrado» a lo que muchos de los asistentes a la presentación aplaudimos con fervor. Comparando con el resto, no comprendo de qué narices le puede servir a la cara visible de una editorial despreciar de tal forma a sus lectores. De las licencias de Planeta, solo destaco My Hero Academia (que es la única licencia que podría interesarme).


Acto seguido llegaron Annabel Espada y Óscar Valiente a presentar tomo a tomo todos y cada uno de los títulos que salieron a la venta durante el salón (y durante los dos meses anteriores), algunos libros que lo harían en los meses siguientes, recordaron también licencias ya anunciadas (la secuela de Tokyo Ghoul y Mibu - El Bulli) y anunciaron el ganador de esta edición del concurso manga: Ad Mortem de Blanca Mira y Eduard Balust. Media hora tras el comienzo de la presentación, empezaron con las licencias propiamente dichas, nada más y nada menos que nueve títulos nuevos que podéis consultar en cualquier portal de información. Yo me quedo con Ichiefu, The Ancient Magus Bride, y, por supuesto, la nueva incorporación al catálogo del siempre genial Inio Asano, El fin del mundo y antes del amanecer. No conocía ninguna de las dos primeras pero las historias basadas en hechos reales siempre han sido mi debilidad (en lo que a Ichiefu respecta) y supieron vender muy bien Magus Bride, lo único malo es que esté abierta con tan solo cuatro tomos (la periodicidad va a ser una tortura, como Bride Stories... ya que hablamos de novias).


De la ronda de preguntas destaco que Norma parece tener la determinación de darle otra oportunidad al shôjo, oportunidad que pasa por una encuesta muy curiosa en la que podéis sugerir qué títulos de esta demografía os gustaría ver publicados en España. Yo ya lo he rellenado, mis aportaciones han sido (en este orden) Akagami no Shirayukihime (que seguiré pidiendo hasta que me rinda a su edición francesa), Kami-sama Hajimemashita, Kobayashi ga Kawai Sugite Tsurai!! (porque nunca dejaré de guardarle un poquitín de rencor a Ivrea por haber abandonado a Go Ikeyamada) y Pika Ichi (por aquello de que está ilustrada por Yôko Maki - Baby, my love -, se publicó en la Aria - como el spin-off de Levi de Ataque a los Titanes - y está cerrada con siete tomos). Por supuesto, habría pedido muchísimas otras cosas como, por ejemplo, obras de Miho Obana pero intenté sugerir títulos más comerciales... e ignoré deliberadamente los más famosos como Akatsuki no Yona y Hirunaka no Ryuusei suponiendo que ya los pediría mucha gente... ¿Y vosotros? ¿Qué shôjo queréis que publiquen en España? Me muero de curiosidad a la par que estoy bastante desconectada del panorama manga en Japón así que ¡podéis decirme cuáles son vuestros favoritos en los comentarios!


Por último, vino Leandro a despertarnos con energía, yendo directo al grano, sin parar de hacer bromas. Si Norma anunció 9 nuevos títulos, Ivrea no podía quedarse atrás y arrasó anunciando 10 licencias entre las que se cuentan el best-seller más pedido de los últimos años y que compraré sin dudar, One Punch Man, y uno de los shôjos más en boga en este momento y que también compraré sin dudar claro, Ore Monogatari!!. Es muy posible que caiga también el spin-off de Nisekoi (fue mi pequeña gran decepción de la presentación... por la forma en la que la anunció Leandro parecía que el título que iba a gritar fuese Double Arts... a seguir esperando).



Muy a mi pesar y por cuestiones de movilidad, tuve que marcharme al finalizar la presentación de Ivrea (y me perdí gran parte de la ronda de preguntas que por lo que me han contado fue hilarante, rotación anal a parte) así que me quedé sin escuchar en directo la entrevista de Mision Tokyo a Tomodomo (pero, por suerte, ya está disponible en la web y podéis escucharlo en el reproductor superior). Y hasta aquí el sábado de salón, día intenso como siempre.

sábado, 14 de noviembre de 2015

Buenas noches, Punpun #1

Nijigahara Holograph, Solanin y La chica a la orilla del mar, obras tan distintas y tan parecidas a la vez, son las que me hicieron autoproclamarme como fan absoluta de Inio Asano. Estuve a punto de empezar a comprar Punpun en italiano y ahora me alegro de haber sido paciente por una vez... y aunque imaginaba que me gustaría, no esperaba encontrarme con esta explosión de violencia, demagogia y surrealismo, narrados en una clave desgarradora pero humana que te hace pensar que todo lo que estás leyendo podría haber sucedido de verdad (y todo esto antes de recordar que el propio Asano se refirió al personaje de Punpun como una suerte de alterego, cuya historia tiene tintes autobiográficos).

Para cuando comenzó la publicación de Buenas noches, Punpun, Asano había logrado tal reconocimiento en el mundo del manga que su editor le aprobó la locura de dibujar al protagonista (y toda su familia) como si de un pollo amorfo se tratara. Especialmente perturbador resulta el diseño caricaturizado de Punpun teniendo en cuenta el estilo de Asano, tan realista, que enseguida lo rodea de compañeros de clase que, en líneas generales, gozan de un elaborado diseño de personajes (aunque algunas caras y, en especial, expresiones dan mucho miedo).


Este primer tomo de Punpun es una oda a la infancia; y no a ese aspecto más puro que se percibía en Los Dioses Mienten sino más bien a esa indefinición e incluso falta de moral característica de una época en que ya se ha dejado de idolatrar a los padres para reemplazarlos por unos amigos que se convierten en un eje esencial de la vida, incluso aunque no se suela congeniar con ellos al cien por cien. Es cuando comienza el acoso escolar o bullying, los noviazgos inocentes de dos días y el interés por el mundo adulto. Todos los niños quieren hacer cosas de mayores, ya sea hojear revistas porno, utilizar palabras que no entienden o soñar con que ganan el premio Nobel.

Aunque quizá lo que más me ha impactado es la representación inclemente que nos ofrece Inio Asano de lo volubles e influenciables que son los niños que, básicamente, son capaces de creerse cualquier cosa por inverosímil que nos pueda parecer a nosotros, los lectores adultos. Esa fe inquebrantable por cualquier cosa que diga cualquiera es muy peligrosa aunque, en la mayoría de los casos, se limita a ser penosa.


Punpun es un personaje muy interesante al ser dolorosamente incapaz de darse cuenta de que su padre es un maltratador alcohólico e inútil pero mi interés se concentra indudablemente en Aiko, a la que han criado en un ambiente tan antinatural que a pesar de ser tan pequeña, ya ha desarrollado ideas extremas de lo que implica mentir o de lo que significa siempre. Aunque los amigos del protagonista no se quedan atrás... Aunque parezca mentira, podría escribir una entrada el doble de larga hablando solo de este primer tomo pero lo dejo aquí para animaros a buscar los otros destellos de genialidad vosotros mismos. Me muero de ganas de leer los siguientes... a Norma gracias por sacar este título con periodicidad mensual.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Crónica salonera (I): Jueves 29 & Viernes 30

Como por primera vez desde que empecé el blog he tenido que trabajar los primeros días de salón, sólo pude pasarme un ratito a última hora tanto el jueves como el viernes.

El jueves decidí ir únicamente para asistir a la presentación de novedades de Tomodomo, que me hacía mucha ilusión (cada vez espero sus licencias con más ganas), a las seis de la tarde. Como llegué con un margen de unos 20 minutos, aproveché para pasarme por el stand de Norma editorial a buscar mi número para la sesión de firmas de Inio Asano, que me tocó para el domingo a mediodía, donde me encontré con Fran. Aún sigo pasmada con lo lenta que iba la muchacha encargada de dar el número... mira que no había apenas gente y un poco más y llego tarde a la presentación. Me compré sin dudarlo el pack con el primer tomo tanto de Buenas noches, Punpun como de Dead Dead Demons Dededede Destruction, las dos novedades de Asano para el salón. Os enseñaría una foto de mi fantástico número trece para la sesión de firmas pero la única foto que le hice... no se llegó a hacer, ya os lo explicaré en la crónica del domingo si estoy de humor.


Como decía, nuestra siguiente parada fue la Sala de Actos 1 de la que, desgraciadamente, tampoco tengo ninguna foto... Mi vena periodística estuvo algo atrofiada los días de salón y no hice casi nada de lo que me había propuesto. Pero vayamos a lo importante que es lo que todos ya sabéis: las chachi-licencias de Tomodomo:


El primer anuncio se lo llevó Sorano y Hara (Sora to Hara), con lo que acerté muy parcialmente mi porra salonera; el segundo fue para una autora - que es la hostia - ignorada durante décadas en este país y con la que solo unas valientes como Alina y Ana podían arriesgarse, Moto Hagio y su tomo único ¿Quién es el 11º pasajero? (11-nin Iru!) para el que se escucharon grititos de cierta fangirl desde el público; por último, dieron una alegría a las (y los?) amantes del BL y, más especialmente, a las del yaoi con Pájaro que trina no vuela (Saezuru Tori wa Habatakanai), de Kou Yoneda, un manga abierto con solo tres volúmenes en el mercado nipón.

Al terminar la presentación (muy breve y sin turno de preguntas), fui a saludar a Gemma (a la que le vendí Los guardianes del Louvre y Pasión bajo las estrellas), Nagore, Miya, Bell, HideKisa y Deirdre que también habían estado atentas a las nuevas licencias. Después de charlar un poquitín nos fuimos Fran, Nagore y yo hacia la bautizada como isla de ofertas, es decir, una serie de stands en los que pueden encontrarse tomos manga algo rebajados que se aleja de la epidemia de merchandising carísimo que asola casi todo el palacio 2. Allí me decidí por fin a comprar Barri Llunyà (la edición en catalán de Barrio Lejano) de Jiro Taniguchi, puesto que me pesa más mi opinión positiva acerca de El almanaque de mi padre que la más bien regulera sobre Los guardianes del Louvre. Aproveché también para hacerme con el libro de ilustraciones solidario TBO4 Japan y Ataque a los Titanes #16, que me leí esa misma tarde volviendo a casa.


Como realmente no hice gran cosa ni el jueves ni el viernes, he decidido fusionar en esta entrada la crónica sobre mis breves visitas al salón ambas tardes. Cuando llegué al salón el viernes me encontré de nuevo con Fran, que me dio el tan esperado nuevo fanzine de Xulia y Tamarit: Tubartulosis (firmado con mucho amor ♥).


Y, hablando de firmas, fue el viernes por la tarde cuando fui a por la primera de una lista muy corta este año. Sé que estaréis contrariados pero no todos los años puede una conseguir cuarenta firmas en cuatro días... por muchos motivos. Por primera vez desde que la conozco, Kaoru Okino ha venido a un evento de cómic en Barcelona y he podido conseguir una firma gigante-preciosa en mi primer tomo de Ugnis. Wendy es la mejor y lo sabéis.


Como el viernes no había ninguna presentación de novedades ni actividad que me interesase (a parte de la firma de Kaoru), nos fuimos a la planta superior del palacio 2 a ver las exposiciones de arquitectura y dragones. En cuanto a Mangas en construcción, los títulos escogidos me parecen extremadamente sesgados y, por basarme en datos objetivos, os traigo una lista detallada de las páginas expuestas, los manga a los que pertenecen y sus respectivas editoriales españolas:

Norma
  • Bakuman (4)
  • I am a hero (23)
  • Keroro (3)
  • Sailormoon (1)
  • Solanin (2)
  • Tokyo Ghoul (2)
  • Yotsuba (5)
Milky Way
  • El club del suicidio (1)
  • La chica a la orilla del mar (6)
  • Suiiki (4)
  • Utsubora (1)
  • Your Lie in April (1)
Planeta
  • Doraemon (6)
  • El árbol que da sombra (2)
  • Fénix (2)
  • MW (3)
ECC
  • El Hombre Sediento (4)
  • Hanzo, el camino del asesino (4)
Ponent Mon
  • Barrio Lejano (3)

Voy a convertir este listado en cifras para que lo veáis más claro: de un total de 77 páginas expuestas, quedan representados 19 mangas de 16 autores/dúos creativos distintos publicados por 5 editoriales españolas. Curiosamente, ni Ivrea ni Tomodomo ni Glénat/EDT ni Panini están representadas en la muestra a pesar de sumar un catálogo bárbaro en el que me atrevo a aventurar que hay buenas muestras de arquitectura.

De 77 páginas expuestas, un 30% son solamente de I am a hero. Hace falta un panel completo para exhibir medio capítulo inédito de este manga porque está ambientado en Barcelona pero se ignoran tantas otras representaciones de esta y otras ciudades españolas en el manga. Qué sé yo, se me ocurren varios manga de Naoki Urasawa. Incluso se publicó en nuestro país el libro de ilustraciones Pepita, de Takehiko Inoue, totalmente centrado en la obra de Gaudí...

Y porque no tengo ganas de hacer porcentajes en cuanto a géneros. De todas formas, si miráis el listado resulta evidente que es casi todo seinen y algo de shonen, la página de Sailormoon parecía colocada solo para que no pudiésemos irnos quejando luego de que no aparecía ningún shôjo en toda la exposición porque claro, ¡había uno!

A lo mejor es que yo soy muy nazi pero poner estas dos páginas una al
lado de la otra me parece MUY redundante y totalmente innecesario
Pero es que si anulo todas las fronteras y divisiones en mi cabeza y no pienso ni en el título, ni en los autores, ni en la editorial, ni en el género; si me centro únicamente en el material expuesto y en su valor absoluto por decirlo de alguna forma... sigo sin entender la selección. Bride Stories tiene unos fondos/interiores que son para caerse de culo y aun así parece que no fue merecedora de aparecer. A lo mejor me vais a justificar ahora que es que se trataba de una muestra de arquitectura japonesa (aunque salga Barcelona, pero claro, si el salón es en Barcelona tenemos derecho a mirarnos un poco el ombligo). Pero claro, se supone que la idea era mostrar cómo los fondos nos permiten situarnos en el entorno que fuere y, en ese sentido, debería dar igual dónde, ¿no? Pero bueno, os puedo seguir el juego, ignorar una dibujante de la talla de Kaoru Mori y centrarme en las portadas de orange, que representan localizaciones reales japonesas pero claro, volviendo a las divisiones, es un manga licenciado por Tomodomo, editorial que parece que no le ha caído en gracia a los seleccionadores de las páginas expuestas. De todas formas, es mucho más enriquecedor para el visitante ver la fachada de la casa de ¡Yotsuba! un par de veces.

Al final, la muestra era una amalgama de cabañas y castillos de otra época, la Barcelona de Kengo Hanazawa y rascacielos por doquier (en muchos casos limitados a pequeñas viñetas ennegrecidas en las que no se distinguía un pijo). Quizá era eso lo que tenía que llamarnos la atención, los característicos rascacielos de Tokyo, como el edificio con un "109" gigantesco en su azotea que parece ser que es un edificio inconfundible de la capital nipona aunque el comisario de la exposición no consideró oportuno añadir algunos paneles explicativos de qué se supone que había que ver en ciertas viñetas.

No sé vosotros pero yo veo un claro sesgo en la selección respecto a la cantidad total de manga publicado en España. Me cuesta creer que algo más del 30% del catálogo manga de Milky Way esté representado mientras que no aparece ni uno solo de los cientos de manga licenciados por Ivrea y Glénat/EDT en la última década. Cuánto más lo pienso más me convenzo de que la persona encargada de hacer la selección se dejó llevar únicamente por sus gustos personales lo que me parece de una profesionalidad más que dudosa.


En la misma planta, estaba también la exposición de dragones en la que básicamente había muchas páginas consecutivas de Dragon Ball; aquí ya no me molesté en hacer una lista de los cómics que aparecían (y ya se ha encargado Filigrana de comentarla en su blog). Al bajar, vimos un poco de pasada la exposición Shikishi, con una colección de autógrafos de mangaka, sobre todo pertenecientes a Marc Baños, también conocido como Marc Bernabé (desconozco la razón por la que utilizó un seudónimo).

Acabé de aprovechar la tarde comprando algunos tomos de Norma que tenía atrasados desde hacía meses en el mismo stand del jueves porque estaban algo rebajados (no mucho pero menos da una piedra y este año tampoco me veía con fuerzas de aguantar otra happy hour la verdad).


Fue a estas alturas de salón más o menos cuando escuché la célebre frase de que bajo ningún concepto se podía rebajar a un tomo más del 5% de su precio, especialmente si era de Planeta. Os lo dejo a la libre interpretación. Sé que la legalidad actual prohíbe superar el dintel de ese 5% pero es evidente que en el salón había varios stands que violaban dicha norma... y no pasó nada. ¿Qué gracia tiene irte hasta el salón del manga (con la cola para entrar y el precio de la entrada que ello implica) para luego comprar tomos que tienes en tu tienda más cerca, en tu ciudad, al mismo precio?

Y con esta reflexión me despido de vosotros hasta la crónica del sábado.

sábado, 7 de noviembre de 2015

Las historias cortas de Nana Shiiba

Nana Shiiba se cuenta entre las mangakas estrella de Ivrea, con siete de sus obras publicadas hasta ahora bajo el sello de la editorial. La precedieron otras como Mayu Shinjo, Ako Shimaki, Minami Kanan o Aya Oda aunque se diferencia de todas ellas en que es una especialista en tomos únicos. Que solo escriba historias cortas no es necesariamente malo ya que creo que hay muchísimos manga que funcionaban bien en ese formato y que por querer convertirse en el nuevo best-seller fracasan estrepitosamente con tramas improvisadas que se alargan sin ningún objetivo claro.

El problema con Nana Shiiba no es que se limite a escribir historias autoconclusivas sino que todos sus personajes acaban resultando copias unos de los otros. Las chicas son siempre unas desgraciadas sin ninguna experiencia amorosa ni amor propio que se enamoran a primera vista de guaperas clónicos con personalidades entre espantosas y ridículas; todo ello siempre enmarcado en un punto de partida cliché y exagerado que lleva a un desenlace inequívocamente predecible. Esta autora no cumple ni en el diseño de personajes ni en la creación de tramas interesantes y su dibujo resulta monótono y estilizado con muy mal gusto con personajes a los que les falta volumen.


Los padres de Meguri han tenido que marcharse al extranjero por cuestiones de trabajo así que dejan a su hija al cuidado de unos amigos. Cuando Meguri se muda a su nuevo hogar se encuentra con una pareja encantadora que, además, tiene a dos hijos guapísimos. La situación no podría ser mejor salvo que los dos hermanos no la soportan y desde que pisa un pie en su casa, están determinados a hacerle la vida imposible con tal de que se marche.

Cuando una lee una sinopsis como esta, ¿qué duda cabe de que Meguri va a enamorarse de uno de los dos hermanos y de que va a ser correspondida? La previsibilidad no tiene por qué ser negativa per se pero es que la trama principal gira en torno al mal carácter de los hermanos que acosan a la nueva inquilina con total impunidad, muchas veces delante de sus propios padres que no dicen ni hacen NADA. La gran explicación para que el par de lobos se la tenga jurada a todo el género femenino es que uno de los dos tuvo una mala ruptura y el otro tiene un club de fans-acosadoras a las que no soporta.

Hasta aquí la historia no me estaba entusiasmando pero es que hay todavía más tela que cortar. Así como si nada, en cierta escena la situación escala al acoso y casi abuso sexual, un recurso argumental que creo que las autoras exhiben en el shôjo demasiado a la ligera. Además, no solo la protagonista se enamora predeciblemente de uno de los dos sino que ni siquiera se da cuenta de que le gusta (cliché de los clichés). Durmiendo entre lobos es un manga totalmente prescindible que no os recomiendo en absoluto.


Akane siempre ha tenido muy mala suerte, hasta tal punto, que el edificio donde vive, infestado de termitas, se viene abajo muriendo ella durante el derrumbe. Cuando el ángel Shinciel baja del cielo para guiarla en su camino al Más Allá, Akane, desesperada, intenta darle pena y le suplica que no se la lleve cogiéndole las manos. Cuál es su sorpresa al asistir a la metamorfosis del mismo en un ángel caído cuya única forma de recuperar las alas y llevarse a Akane al cielo, es hacerla feliz. 

En Mi ángel caído la autora se pasa al género paranormal con una premisa tan peligrosa que desde el principio se sospecha que va a hacer uso de alguna que otra trampa argumental para llevar la historia a buen puerto (Nana Shiiba no permite finales tristes, ni siquiera agridulces). Akane me ha caído más simpática que Meguri, me gusta que no le achaque todas sus desgracias a la mala suerte y que sea consciente de que algunas de las cosas malas que pueden pasarte son consecuencia directa de lo que has hecho. Sin embargo, cae en el mismo dilema de no darse cuenta de que está enamorada y ya no solo eso sino que cuando lo descubre, se sorprende muchísimo. No sé qué concepción tienen del amor las adolescentes japonesas.

Algo que tampoco me ha convencido en absoluto es la personalidad múltiple de Shinciel. Es decir, ya de base me parece absurdo que porque un humano te toque te conviertas en ángel caído porque considero que debería ser una conversión bastante más seria y tampoco me creo que el contacto entre ángel y humano sea tan inusual. Pero es que tanto el aspecto como la personalidad cambien totalmente carece de sentido se mire por donde se mire, no sé si pretendía ser una especie de gag pero yo es que no le veo la gracia. Aunque los personajes no cambien entre capítulo y capítulo no me ha dado para nada sensación de continuidad y, al acabar de leer el tomo me he quedado con la sensación de que no había pasado nada. Los razonamientos de la autora me parecen tan simplistas que solo puedo calificarlos de infantiles.


Kiyora es la típica empollona pero sus notas cojean en educación física, para subir su media tendrá que ayudar al guaperas vago de la clase a estudiar aunque él no está mucho por la labor.

Mikane es conocida entre sus compañeros como la reina, porque todos los hombres caen a sus pies pero lo que nadie sabe es que en realidad es una masoquista; por su parte, Taitou es también conocido por conquistar y luego dejar tiradas a todas las chicas que se propone y su nuevo objetivo es, precisamente, la reina.

Tanto Yako como Kyoya tienen siempre una sonrisa preparada para todo el mundo, dispuestos a ayudar en cualquier cosa en la que hagan falta pero, en realidad, Yako lo hace todo aterrorizada por la reacción que podría provocar en los demás con una negativa mientras que Kyoya solo aspira a ser popular aunque en su interior odia con todas sus fuerzas a sus compañeros a los que percibe como idiotas.

Yuzuha se declara al príncipe del instituto y él la rechaza sin dudarlo ni un segundo, lo que ella no esperaba es que la razón fuese que es incapaz de tocar a una chica sin desmayarse!

Inesperadamente, Como se te ocurra decírselo a alguien... es el tomo que más me ha gustado de esta tanda y, posiblemente, de todo lo que he leído de esta autora (hay que sumar los tomos únicos El sacrificio del ángel, que vendí hace mucho, y Vecinos y amantes que mucho me temo que si releyera ahora ya no me gustaría tanto como en su momento). En realidad, todas las historias menos la tercera me han parecido en el nivel de mediocridad de Durmiendo entre lobos y Mi ángel caído, si es que no son peores, pero me he reconciliado (a medias) con Nana Shiiba con Monólogo Monocromo en el que conocemos los pensamientos tanto de la chica como del chico. Tanta gracia me ha hecho la personalidad de Yako (aunque vaya en la línea de protagonista sin orgullo propio ninguno que tan bien desarrolla la autora) y el contrapunto que le da Kyoya que solo por sus 50 páginas me planteo quedarme todo el tomo.

Salvando las distancias, es un tipo de planteamiento similar al de Karekano donde los personajes no solo tienen más fondo que de costumbre sino que resultan más realistas que el maldito príncipe o princesa de turno con el que es imposible empatizar. Yako es una pesimista nata y se da un motivo bastante razonable para que lo sea (al fin y al cabo muchos de nuestros comportamientos disfuncionales se originan en el seno familiar). A los/las que seáis débiles de carácter y os cueste un mundo decir que "no" seguro que os es muy fácil poneros en su lugar (sí sí, como me ha pasado a mí). En fin, era la historia idónea para mí y me ha encantado pero teniendo en cuenta lo pésimas que son el resto de historias del tomo (un chico literalmente alérgico a las chicas dios mío) tampoco os recomiendo este título.

Para acabar, Como se te ocurra decírselo a alguien... cuenta con el capítulo piloto que sirvió para que la autora se animase con un manga largo (2 tomos) por primera vez: Venga, déjate querer. ¡Próximamente reseña!

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Últimas lecturas

Como sé que (casi) todos estaréis esperando la correspondiente primera crónica del salón he decidido romper el silencio con una entrada sobre manga, sobre novedades manga de hecho, que creo que es la mejor forma de reflejar el espíritu salonero (así en una lucha absurda contra el postureo y el egocentrismo asépticos de todos los años). Que por cierto, he tomado una decisión importante respecto a esta sección del blog; llevo cuatro años intentando no hablar de lo que ocurre en los tomos que reseño para no hacer spoilers pero como es absurdo esperar que un comentario escrito de esa forma sea realmente interesante y tampoco es como si alguien que no ha ni empezado a leer One Piece vaya a leerse mi opinión sobre su quincuagésimo tomo, he decidido que a partir de ahora sí hablaré de lo que ocurre en los tomos que comento en la sección "Últimas lecturas" así que ya sabéis: spoilers ahead.


Para mi sorpresa, la lectura de Ataque a los Titanes me sigue satisfaciendo (varios amigos, en plural sí, se cansaron tanto de una u otra parte de la trama que ya se vendieron los tomos... y creo que fue, más o menos, cuando llegaron a este tomo). Evidentemente, el autor sigue sin dar ninguna clase de respuesta válida pero nos mete en su juego de Deus ex machina sin que nos chirríe demasiado o, al menos, no más que la propia existencia de los Titanes que, al fin y al cabo, no deja de ser el punto de partida de todo el manga. Hace tiempo que era fácil deducir (si es que no lo habían explicado ya, que con la cadencia de tomos es difícil separar lo leído de lo pensado) que el día en que (casi) toda la familia Reiss murió hubo como mínimo un titán implicado. Es gratificante saber por fin quién era la chica morena de marras pero el caso es que seguimos totalmente a ciegas acerca del origen de los titanes, los muros... y, sobre todo, de qué pretendía el padre de Eren.


Lo de borrar la memoria de forma colectiva es de una absurdidad científica al nivel de Divergente pero también es verdad que se sugiere una redundancia genética así que siempre puede interpretarse como un fenotipo mutante seleccionado artificialmente en un ambiente tan extraordinariamente cerrado y controlable como son los distritos intramuros. Me encanta lo repugnante que es el padre de Historia, es uno de esos personajes que uno disfruta odiando. Eso sí, tuve que dejar de leer durante varios minutos cuando llegué a la escena al más puro estilo The Human Centipede, absolutamente nauseabunda y encima leyendo en el bus... (me importa mucho lo que pueda pensar de mí y de mi cordura la señora que mira por el rabillo del ojo lo que estoy leyendo).

El fail monumental del mes fue la compra no planeada de Blue Exorcist #14. Me lo compré con muchas ganas un día que salí tardísimo de trabajar y que aún faltaba un buen rato para que pasase el bus y que además no llevaba nada para leer. Cuál fue mi pesar cuando empecé a leer y me di cuenta de que... ¡ya lo había leído! Y no, no es que me equivocase de tomo, justo había salido a la venta esa semana. El problema es que cuando terminé de leer el tomo #13, me quedé con tal intriga que no pude evitar buscar scans y... me enganché tanto que no me conformé con leer un capítulo, ni dos... me leí el tomo #14 en-te-ro y parte del #15 visto lo visto. En fin, dejando de lado mi ansia enfermiza, disfruté como una enana releyendo el tomo. Blue Exorcist tiene un je ne sais quoi que me atrapa a pesar de que no es más que un shonen al uso.


Por mucho que el protagonista sea Rin, es innegable que todos los personajes tienen muchísimo protagonismo. En este tomo puede resultar evidente que la subtrama de Kamiki es la principal pero, más allá de eso, otros personajes "secundarios" tienen largas introspecciones que he agradecido muchísimo como la frustración de Bon y su obsesión por ser un buen líder desde que era un chiquillo. Es un tomo dinámico que no puedes soltar hasta terminarlo pero eso no significa, ni mucho menos, que sea ligero, todo lo contrario: excepto en las escenas puramente de lucha (y a veces hasta en esas), hay siempre mucho diálogo, muchas explicaciones, tramas complicadas que se van enredando cada vez más... Tomo #14 de este fantástico manga y os lo sigo recomendando tanto (de hecho, mucho más) como el primer día.

Pero el mayor disgusto (que la lectura de Blue Exorcist #14 no fue un disgusto en sí, sino el hecho de que fuese una relectura) de esta tanda ha sido orange #3. En mi opinión, la trama empieza a irse un poco de madre. Sigue teniendo destellos de genialidad como que las cartas se equivoquen cada vez más o incluso que obedecer a las órdenes telemáticas pueda tener una repercusión negativa en lugar de positiva pero, a la par, la autora nos revela que todos los personajes (excepto Kakeru claro, que sepamos) han recibido cartas similares a las de Naho con lo que yo me planteo ¿cinco amigos con órdenes estrictas de no invitar a Kakeru a salir por ahí después de clase invitaron a Kakeru a salir por ahí después de clase? La excusa de Naho porque no sabe decir que no la entiendo, la de Suwa de que no leyó la carta a tiempo la acepto pero, ¿y los demás? Otra cosa que no comprendo es cuándo lee Naho sus cartas: ¿el día antes? Está claro que Suwa ha sido más impaciente que ella aunque también parece haber recibido muchas menos cartas. ¿Cada cuánto llegan las cartas? ¿Con cuánta antelación? Me desconciertan muchas de estas preguntas y no sé si la autora va a ser capaz de caer de pie cuando intente salir del embrollo en el que ella misma se ha metido.

No sé qué se traen estas dos entre manos...
pero son muy sospechosas
Aunque lo que más me ha sacado de mis casillas en este tomo ha sido la falta de decisión de los protagonistas que, después de tanto esfuerzo ajeno consiguen confesarse sus sentimientos y... no empiezan a salir juntos. Por una explicación rocambolesca que para ellos parece que tiene sentido pero que nosotros sabemos que no lo tiene. O sea, lo de Naho todavía porque le da miedo que el futuro se desajuste todavía más pero ¿Kakeru? Y lo de darse la mano es que ya me parece de traca, ¡habrase visto personajes más obtusos!